Inca bien librado del “FIFA Gate”
Manuel Burga, expresidente de la Federación Peruana de Fútbol, quedó libre este martes de los cargos de corrupción en un juicio que se realiza en Estados Unidos debido al escándalo por sobornos en la FIFA, en el que otros dos exdirigentes fueron condenados la semana pasada.
Burga, de 60 años, lloró al escuchar el veredicto que le quitó de en- cima el único cargo de asociación ilícita por el que se le juzgó.
Al salir de la corte, con los ojos húmedos debido a la llorada, declaró: “Dios bendiga a Estados Unidos. Es todo lo que puedo decir”.
Burga dijo que regresaría a la carrera de abogado que abandonó durante 15 años para dedicarse a la dirigencia dentro del fútbol.
“Mi historia en el fútbol ha terminado. Regresaré al derecho”, comentó.
El jurado le dijo el viernes pasa- do a la jueza federal Pamela Chen, que hallaba culpables al brasileño Jose María Marín y el paraguayo
Juan Ángel Napout, pero que estaba en un punto muerto con respecto a Burga.
La jueza decretó el encarcelamiento de Marín, de 85 años, y de Napout, de 59, para luego darle descanso al jurado durante la Navidad. Los jurados acordaron el veredicto de inocencia este martes poco después de reanudar su análisis del caso.
Burga solo esperaba la devolución de su pasaporte para regresar a Perú lo más pronto posible.
Los tres, arrestados en 2015, estaban acusados de aceptar millones de dólares en sobornos de empresas de mercadeo que buscaban los derechos comerciales o influencia en la selección de sedes para grandes torneos de fútbol.
Burga es la primera persona ab-
suelta, entre más de 40 personalidades y entidades del fútbol global, acusadas en Estados Unidos debido a una investigación que puso al descubierto cientos de millones de dólares en sobornos y otras transacciones ilícitas.
Los dos condenados el viernes se sumaron a 24 que se declararon culpables, entre los que está el tico Eduardo Li. La FIFA afirmó que buscará una indemnización y parte del efectivo defraudado.
Durante el juicio, la defensa sostuvo que los hombres eran espectadores inocentes, acusados falsamente por los que se habían declarado culpables en busca de sentencias favorables.
El abogado de Burga dijo que no había pruebas que determinaran que este aceptó sobornos.