Panorama nacional
Al finalizar este primer proceso electoral y enrumbarnos a una segunda ronda debemos poner nuestras barbas en remojo y reflexionar. Es lamentable leer en las redes sociales como hay personas que se han dedicado a tirar basura sobre la fe, a ensuciar la religión y a establecer criterios basados enlas prácticas de laspersonas que aspiran a los puestos de gobierno más que a las ideas y propuestas de los candidatos.
Pareciera que estamos decidiendo si vamos a poner un pastor, un cardenal o un obispo que sea quien rija nuestra vida de fe. Pero no, mis hermanos, estamos decidiendo por un hombre que pueda gobernar un país.
Sabemos que la situación está caótica, que la economía está a punto de colapsar, que el pueblo está decepcionado de los políticos tradicionales por los altos niveles de corrupción que hemos tenido que soportar, que hemos perdido la fe en nuestras instituciones, que vivimos una inseguridad tal que nuestros hogares son más cárceles que otra cosa.
Nos da miedo salir a las calles porque no sabemos en qué momento alguien pasará disparando y seremos atravesados por una bala perdida, no dejamos solos nuestros vehículos o nuestras casas porque los amigos de lo ajeno usan la violencia para quitarnos lo que nos ha costado años.
Hay temas más importantes que discutir y resolvercomo para perder el tiempo en decidir si la religión de uno o de otro es la correcta, si la práctica religiosa de uno o de otro es lo que nos gusta o no.
La religión no salva a nadie, el apóstol Santiago escribió: “Si alguien se cree religioso, pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada”, Santiago 1:26