La Teja

La fuerza de Alexánder

HIJO FUE SOSTÉN DE SU MAMÁ

- ✦ MARCELO POLTRONIER­I Y KEYNA CALDERÓN Periodista y Correspons­al LT Cuando doña MarisolMur­illo

quedó embarazada por tercera ocasión, nunca se imaginó que ese bebé que llevaba en el vientre se convertirí­a en la fuerza para sobrelleva­r el dolor que le generó el fallecimie­nto de su esposo. Murillo perdió a su marido, Alexánder López Calderón, el 28 de enero de 1998, cuando ella tenía 7 meses de embarazo.

La tragedia ocurrió durante un paseo familiar a playa de Manuel Antonio, cuando una ola le arrebató al amor de su vida, con quien tenía seis años de casada y dos hijas de tres y dos añitos.

“Yo estaba en la playa cuando me dijeron que él se estaba ahogando y yo no lo podía creer, traté de meterme al agua para, según yo, salvarlo, pero estaba muy adentro ymimamáme agarró de la camisa y no me dejó entrar, ya después no me dejaron ver porque todos vieron como él se ahogó, pero a mí, por el embarazo, no me dejaron", recuerda tristement­e la viuda. Del dolor, doña Marisol se descompuso, poniendo en riesgo la vida de su retoño, el que tenía en la pancita. La familia corrió y la llevaron al hospital de Gara- bito y cuando despertó ella no podía creer que, en su condición, acababa de perder a su marido de una forma tan trágica.

“Yo no lo podía creer, yo decía que era mentira, de hecho hasta el día de hoyyosigo esperando que él llegue a la casa, toque la puerta y me diga que es Alexánder y que está vivo gracias a un milagro”, comentó.

Hasta ese momento, Murillo no sabía si iba a tener un varón u otra niña; pero su esposo, antes de fallecer, sí lo tenía claro.

Alexánder le dijo en más de una ocasión que ella iba a tener un varón y aunque le iban a poner otro nombre, siempre le dijo a su esposa que por favor lo cuidara mucho porque ese bebé iba a ser un Alexánder dos.

“Él me decía que ese bebé sería su reencarnac­ión”, contó doña Marisol.

Por eso, el día que nació ella no pudo aguantar las lágrimas porque el carrusel de emociones que significó ese momento, era imposible de contener.

“Yo lloraba, primero de felicidad porque estaba naciendo un hombrecito y segundo de tristeza porque

Alexánder me decía que ese bebé sería su reencarnac­ión”.

MARISOL MURILLO

MAMÁ DE ALEXÁNDER

ese bebé era de mi esposito que ya no estaba”, lamentó.

Desde ese momento, el niño, se convertirí­a en las fuerzas de su mamá para salir adelante, a pesar de no tener estudios ni trabajo, y cargar con tres hijos a cuestas y un leve retraso mental.

“La verdad es que mi hermana es una campeona porque ella logró salir solita adelante con sus tres hijos y pese a sus condicione­s, nosotros la admiramos mucho”, dijo Esmeralda Murillo, hermana de doña Marisol.

Trágico paseo. Don Alexánder, que en paz descanse, estaba deseando ir a la playa con toda su familia, por lo que apenas pudieron, se fue toda la pelota en el camión de su suegro, don Rafael Murillo.

Sin embargo, ese feliz paseo se convertirí­a en un trágico momento que, al día de hoy, no los deja en paz.

Cuando estaban cerca de devolverse a su casa en Cartago, Alex se echó una mejenga con la familia y se fue a dar un chapuzón al mar para refrescars­e.

Lo acompañó un cuñado, ambos se pusieron a jugar de saltar las olas, con tan mala suerte que no calcularon bien, se fueron muy adentro y la corriente se llevó a Alexánder, quien no sabía nadar.

“Mi esposo me decía que per- dón, que el lo trató de salvar, pero que hubo un momento donde tuvo que soltarlo porque sino él también se iba a ahogar, estaba desecho”, comentó Esmeralda. Lo mismo le pasó a don Rafael, suegro de Alex, quien se metió al agua a tratar de salvarlo, pero tampoco logró hacerlo y eso nunca lo va a olvidar. “Yo lo tuve de la manita, pero lo tuve que soltar porque sino yo también me podía ahogar”, relató don Rafa, quien no se perdona lo que pasó.

La familia tuvo que regresar a Cartago cuando oscureció, con el corazón en la mano y esperando un milagro que nunca llegó.

En el lugar se quedaron un hermano de Alexánder y un cuñado, quienes tiraron una almohada de Alex al mar para que devolviera el cuerpo.

Dicho y hecho, los restos apareciero­n tres días después en la arena, con un evidente estado de descomposi­ción que le impidió a la familia velarlo.

“A mí, por mi condición de embarazo no me dejaron verlo porque dicen que estaba muy descompues­to y hasta tenía unos rasguños como de algún animal”, contó la viuda.

A don Alex lo enterraron al día siguiente y casi dos meses después de nació su hijo.

El parto fue sumamente complicado, doña Marisol con tal de no recordar lo ocurrido, no le dijo nada al doctor y lo tuvo de forma natural.

Pese a todos los pronóstico­s, Alexánder nació perfectame­nte bien y al día de hoy es lo único que sostieneas­u mamápara enfrentar el dolor de la partida de su amado.

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LT RAFAEL PACHECO RAFAEL PACHECO R.PACHECO Ilustració­n: Francine Rojas Hernández. Alexánder se convirtió en el sostén de su mamá. Alexánder y Marisol formaban una pareja muy linda. Doña Marisol es una guerrera y sacó a sus tres hijos adelante.
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RAFAEL PACHECO Alexánder es la viva imagen de su papá.

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