Los ladridos más tristes
descontrolados de los perros de un almacén fiscal, ayudaron a que apareciera el cadáver de un viejito que se había perdido desde el jueves.
A uno de los guardas del almacén, en Santa Rosa de Santo Domingo de Heredia, le extrañó que los peluditos ladraban viendo hacia un punto fijo, por lo que se asomó y vio el cuerpo del adulto mayor. Luego del susto, el vigilante llamó a la Policía.
El hallazgo se dio la mañana de este domingo. La víctima es José Antonio Arias Álvarez, de 89 años, quien padecía alzheimer y habría salido de la casa sin decir para dónde iba.
Tuvo una caída. Según el OIJ, el cadáver fue hallado a unos tres kilómetros de la vivienda del ancianito y cerca de la casa de una hija de él.
En apariencia, don José Antonio, a quien todos conocían como Arturo, se metió en un cafetal y tuvo una caída que le causó la muerte.
Los agentes que levantaron el cuerpo dijeron que tenía un fuerte golpe en la cabeza y que el cuerpo estaba en medio de un montón de ramas de matas de ca- fé que habían cortado hace poco, por lo que costaba verlo.
La misma ropa. Los investigadores dicen que la ropa permitió identificar al hombre, ya que andaba las mismas prendas de cuando salió de la casa.
Los agentes presumen que don José Antonio sufrió el accidente el mismo día que desapareció, ya que el cuerpo está en avanzado estado de descomposición.
El hijo de la víctima había dicho el día de la desaparición que su papá nunca se había perdido.
“Él siempre estaba tranquilo en la casa, en Lagunilla de Heredia. El jueves estaba afuera y empezó a caminar y de un momento a otro se nos perdió”, relató.
Los familiares empezaron a buscarlo de inmediato, ya que les preocupaba mucho la condición en la que estaba el adulto mayor.