“El médico me dijo que soy un milagro”
Guiselle Chaves puede dar testimonio de que la fractura de cadera no es una sentencia de muerte, pero sí un camino difícil de recorrer. También hay que tener presente que ella aún está lejos de entrar a la tercera edad.
Esta vecina de Alajuela regresaba de un paseo con la familia el 15 de abril del 2017, cuando pararon en Caldera para comer algo.
“Yo tenía mucho sueño y me quedé dormitando dentro del carro, en el asiento trasero detrás del chofer, cuando no sé ni cómo una moto chocó contra el carro estacionado, justamente dondeme encontraba yo”, explicó Chaves.
Guiselle de 55 años, seque bróla cadera izquierda y la pelvis, pero por tener huesos fuertes, la emergencia no fue peor. “El doctor me dijo que era un milagro que estuviera con vida”, recordó.
“No me operaron, pero estuve inmovilizada en el hospital y luego en la casa, con pañales y dolores las 24 horas. Dependía de otras personas para bañarme y que me cambiaran. Hoy, aunque ya puedo caminar, me quedó una pierna más corta, debo usar una plantilla especial y aún no me dan de alta”, continuó explicando.
Recuperación no llega. Hoy, casi un año después del accidente, aún siente dolor. La ibuprofeno que le manda la CCSS ya no le hace nada, por lo que ha optado por comprar otro medica- mento y se toma una pastilla en la mañana y otra en la noche.
No puede permanecer mucho tiempo de pie, ni sentada o caminar mucho.
Cuando está acostada debe tener cuidado al girar el cuerpo, porque si hace un mal movimiento y con fuerza, se podría volver a quebrar.
El médico le dijo que iban a probar con el reposo en vez de la operación, porque si lo hacían, serían tres operaciones, una cada 15 días las que tenían que hacerle y abrirle la espalda y ponerle varios tornillos. Guiselle confía en que no requerirá pasar al quirófa
no.