La Teja

Recibió ataúd y sigue vivo

PANCHITO SIGUE VIVO Y QUIEN LE REGALÓ EL ATAÚD FALLECIÓ

- EDUARDO VEGA eduardo.vega@lateja.cr

A don Adan López López, mejor conocido como Panchito, lo habían desahuciad­o los médicos en el 2013 y lo único que podía esperar era la pelona, pero su gran amigo Leoncio Cruz se conmovió y le hizo, con sus propias manos, un ataúd a la medida.

Sin embargo, 5 años después, Panchito, de 81 años, sigue vivo y don Leoncio falleció hace seis meses.

En el barrio La Unión de Bribrí de Talamanca, se le puede ver a don Adan manejando bicicleta, haciendo escobas, vendiendo verduras los sábados o haciendo algo que le gusta mucho: chineando el ataúd.

La historia la dimos a conocer hace 5 años, en el

2013, cuando contamos que Panchito había alistado su funeral.

Don Adan es todo un personaje, porque vive con la muerte en la sala de su casa, pues el ataúd es parte de los muebles. Ni a palos piensa botarlo o desarmarlo. “Nadie me lo toca, es mi última casa y lo quiero mucho, además, me lo hizo mi gran amigo Leoncio y él ya falleció, ese regalo se irá conmigo a la tumba”, nos dijo.

Un regalazo.

Panchito, quien es carpintero, le había enseñado a su amigo a hacer ataúdes. “Él (Leoncio) me dijo que que- ría devolverme el favor haciéndome mi ataúd, porque ya la muerte estaba cerca, así que me tomó las medidas y me lo hizo… La verdad no está tan a la medida, yo se lo pedí con cinco centímetro­s más de altura para no estar muy incómodo cuando me muera”, explica Panchito. El amigo se puso a trabajar el regalazo y más rápido que ligero le hizo uno de puro laurel, porque así lo pidió Panchito, para que a los gusanos les cuestemuch­o entrar.

“Le dije que me lo hiciera amplio, con el estilo que llaman dos cuerpos, él me dijo que podía ser estilo zepelín, pero preferí el dos cuerpos. Le quedó muy bonito, la verdad estoy muy contento. Lo quesí me ha dolido fue lamuerte de mi amigo Leoncio, era una gran persona; ¡lo que es la vida!, se fue él primero”, asegura.

Su última casa. Conforme pasan los días le agarra más y más cariño a lo que será su última casa en la tierra, incluso mucha gente le dice que le prenda fuego o se lo lleve bien lejos.

“Jamás le prendería fuego, yo lo quiero mucho, está hecho a la medida y ahí dormiré tranquilo por siempre y para siempre. Lo cuido mucho porque mi familia lo va a ocupar mucho el día que me mueraque ya no será cuando los doctores digan, sino cuando Dios así lo decida.

“El día de mi muerte solo Dios lo sabe, hoy estamos y mañana no… vea usted, el amigo que me regaló este ataúd ya falleció, se fue primero él que yo, y yo soy el desahuciad­o”.

Prefiere vivir. Panchito nunca se quedó quieto. “No me voy a echar a morir, prefiero pensar en vivir, en ser feliz y pasarla bien. Le agradezco a Diosito cada segundo que me da de vida y se lo agradezco de la mejor forma que sé, trabajando.

“Mi ataúd me recuerda que algún día moriré, pero mientras tanto yo lo cuido para que despuésmec­uide a mí”, concluyó un Panchito lleno de vida.

Eso sí, desde hace cinco años se quitó una carga de encima: “tener el ataúd listo me da paz, ya no tengo que pensar en qué hará mi familia cuando me muera”.

 ?? CORTESÍA ?? A don Adán López, hace cinco años, los doctores le daban pocas semanas de vida.
CORTESÍA A don Adán López, hace cinco años, los doctores le daban pocas semanas de vida.
 ?? FOTOS CORTESÍA ?? Panchito pasa puliendo su ataúd, el que le hizo su amigo Leoncio. Pese a sus males, se la juega para caminar.
FOTOS CORTESÍA Panchito pasa puliendo su ataúd, el que le hizo su amigo Leoncio. Pese a sus males, se la juega para caminar.

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