Bebé sacudió hogar
“CON UNA TINAJITA MORADA LE ECHÁBAMOS AGUA, SERÁ SAPRISSISTA”
La familia Chacón Cubillo guardará como un tierno recuerdo la cobija azul con que encontraron envuelto a un bebito que fue abandonado en un charral en Guachipelín de Escazú.
DoñaMarenza Cubillo recibió al bebé en su casa.
Marlen, una de sus hijas, fue quien lo bañó y lo vistió y hasta esperan que se haga saprissista.
Doña Marenza nos contó la mañana de este lunes, que no ha podido sacar al bebé de su mente.
El pequeñito, que apenas tenía 24 horas de nacido cuando lo encontraron, apareció en un charral frente a la tienda Aliss en Guachipelín, la mañana del domingo. Este lote es sitio de paso para ir a la iglesia o la tienda Pequeño Mundo.
“Uno de mis hijos estaba afuera de la casa, faltaban como 10 minutos para las 7 de la mañana. Mi hijo vende verdura en su carro, había ido al mayoreoy se vino para la casa, en eso me empezó a decir con la mano ‘mamá venga’, ‘mamá venga’, y yo que me le acerco y me dice ‘mamá dejaron a un bebé abandonado, vamos’, y a mí me dio cólera porque pensé que era un broma, le dije Benjamín (así se llama su hijo) no, me parecía increíble, y entonces le dije a mi sobrina que fuera a ver qué era”, recordó doña Marenza.
La mujer asegura que uno de sus primos, a quién le dicen “Cocho”, andaba de goma y según les dijo se fue a cobrar una plata y tenía que pasar por el trillo.
“Mi primo dice que él vio una manita que se movía, como que lo saludaba y cuando vio aquello se pegó un carrerón para avisarle a mi hijo Benjamín. “Cocho” agarró al bebé, él lloraba y todo le temblaba de la impresión, el bebito estaba calmadito”, dijo la señora que vive a unos 250 metros del lugar del hallazgo.
Ella asegura que sintió una impresión increíble cuando vio a sus familiares entrar con aquel angelito.
“Yo tengo nueve hijos, y no podía entender cómo lo habían dejado ahí botadito.
“Apenas lo metimos en la casa desperté a una de mis hijas, a Marlen, ella tampoco podía creer lo que le estábamos diciendo, mi sobrina lloraba de la tristeza, y con toallitas húmedas lo limpiamos, él estaba lleno de caquita, entonce decidimos bañarlo”, dijo Marenza.
La humilde casita de esta mujer se hizo pequeñita pues sus hijos, primos, sobrinas y hasta una vecina llegaron a ver al bebé mientras esperaban la Cruz Roja.
Otro moradito. “Estaba tan sucio que le calenté agüita, porque además quién sabe cuánto tiempo pasó ese bebito ahí, entonces queríamos calentarlo y limpiarlo, teníamos la tina de uno de los chiquillos de aquí, la pusimos en el sillón con una sábana adentro, con mucho amor y mucho cuidado, porque, claro, así tan pequeñitos, hay que agarrarlos con mucho cuidado, con una tinajita morada que tengo le echábamos agua, hasta le dije que él va a ser saprissista como la tinajita”, contó como si fuera una especie de ritual morado.
Al bebito lo secaron, le pusieron un pañal, una pijama de una bebita de la familia que vive en la misma propiedad, además le echaron talquitos y lo cobijaron.
Doña Marenza asegura que hace nueve días su esposo murió y el domingo era la misa de los nueve días, por lo que sus hijas están muy sensibles, entonces lloraban por el bebé y por supapá, que les llegó como un angelito.
“Cuando la Cruz Roja vino lo estábamos terminando de bañar, y le dijimos a los muchachos que lo queríamos calentar.
“Después de tantísimo frío en las noches, ellos nos dijeron que unas horas más que hubiera pasa- do a la intemperie hubiera sido hasta mortal, la verdad mi hija Marlen ni se los quería dar, el cruzrojista quería que fuéramos con