Libertad Religiosa, ¿derecho o privilegio?
En Costa Rica, hay quienes apelan a que toda expresión religiosa desaparezca de la esfera pública. Diríamos que algunos pretenden construir, artificialmente, una sociedad sin referencias religiosas y, por ende, sin historia. Esta corriente es tan radical que intenta eliminar los símbolos religiosos de los lugares públicos destinados al desempeño de las funciones propias de la comunidad civil: oficinas, escuelas, tribunales, hospitales, cárceles y hasta negar el uso de la calle. En tal sentido, resulta interesante subrayar que esta protección jurídica no busca proteger las creencias, sino la dignidad e igualdad de las personas que las profesan y que es manifestación de la dignidaddequien piensa y seexpresa en libertad, aun cuando sea desde los dogmas de la fe. Ya san Juan Pablo II nos señalaba que: “En el ámbito social se va difundiendo también una mentalidad inspirada en el laicismo, ideología que lleva gradualmente, de forma más o menos consciente, a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso ”. En la base de este movimiento hay una visión anti-religiosa de la vida, del pensamiento y de la moral y, de forma prejuiciada, ve en la religión un simple sentimiento individual. Como Iglesia, apoyamos el principio de sana laicidad sin lugar al fanatismo ideológico y a la intransigencia, que solo aumenta la in- tolerancia y daña la coexistencia. De hecho y con profundo pesar hemos experimentado, en el contexto del proceso electoral, la colisión entrelibertad religiosa y libertad de expresión. En el actual contexto nacional, los católicos pedimos respeto a nuestra identidad y libertad para anunciar a Cristo, sin privilegios ni discriminaciones pues, el pleno respeto a la libertad religiosa de todos es garantía de una verdadera democracia, Quienes pretenden imponer sus criterios laicistas, caen en aquello que pretenden combatir: el fanatismo y la intolerancia.