El ridículo del Pelusa
de Dios Diego Armando llevó a la gloria a Argentina en 1986, 32 años después con la misma mano el astro argentino hizo el ridículo en Rusia.
El Pelusa ofreció todo un show este martes, pegando gritos, celebrando de manera eufórica el gol de la victoria con un gesto obsceno y hasta durmiéndose a ratos.
Todo el show terminó con el exastro argentino en la enfermería del estadio Krestovski, donde lo tuvieron que atender porque se descompuso después del partido, segúnreportes de la prensa argentina fue que se le bajó la presión.
Al final el asunto no pasó a más y se recuperó en el hotel en el que se hospeda, mientras que en redes sociales se volvió el pato de la fiesta.
Sus salidas o berrinchescada vez causan menos gracia como lo comentaron muchos después del partido. El pato del Mundial. Desde el primer partido ante Islandia, Diego salió con fuerte habano en uno de los palcos del estadio Del Spartk en Moscú, situación que está claramente prohibida, pero eso al argentino le importa muy poco.
“Es indigno que Maradona pueda estar en el campo de fútbol, es un ejemplo malísimo para los niños”, indicó el periodista español Marcos López en la transmisión de la Cadena Ser de España.
Diego, en muchos tramos del partido, dio más espectáculo que sus compatriotas en la cancha.
El primer gol anotado por Lionel Messi a los 14 minutos precipitó la euforia de la leyenda, de 57 años, que de repente salió, literalmente, de una profunda siesta en la que inexplicablemente estaba, ¿acaso Argentina jugaba tan mal para él?
Con los brazos cruzados sobre el pecho, de pie en su asiento, hasta sus guardaespaldas, quienes tuvieron trabajo de más este martes, necesitaron contenerle varias veces para evitar que cayera del palco donde estaba.
Las cámaras también retrata- ron su frustración, manos sobre el rostro, en el empate nigeriano.
Nada en comparación de su celebración del gol ganador de Marcos Rojo (86), los dos dedos del cen- tro exhibidos frente a las cámaras en una pésima señal, acompañados de un feo insulto, fácilmente descifrable en sus labios (“Putos”).