Universidad es una fortaleza
En elmismolugar donde sus vidas se regían por el horario de clases, los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nicaragua se organizan ahora en turnospara vigilar a sus adversarios: el Gobierno de Daniel Ortega y grupos de jóvenes aliados.
Los alumnos se atrincheraron dentro de su escuela, apilando escritorios para limitar los puntos de acceso al inmueble. Dicen que es el único lugar en el que se sienten seguros y a ellos se han unido estudiantes de otros centros educativos.
John Cerna, estudiante de la Universidad Nacional de Ingeniería, quien tiene una cicatriz en su sien izquierda, porque lo rozó una bala, señala que prefieren estar en en ese lugar y no en la calle o en sus casas, donde pueden ser intimidados, secuestrados o asesinados.
Estalló. Este conflicto comenzó a mediados de abril cuando los manifestantes fueron atacados por protestar contra los recortes a las pensiones de la Seguridad Social.
Los estudiantes respondieron en masa y han seguido bloqueando calles y marchando contra Daniel Ortega por más de dos meses.
El Gobierno los califica de delincuentes y alega que la policía tuvo que responder a las interrupcio- nes del tránsito causadas por los estudiantes.
Históricamente, muchos estudiantes, algunos de ellos miembros del Frente Sandinista de Ortega, han respaldado al gobierno de izquierda. En la universidad, a donde asisten regularmente más de 30.000 alumnos, hay murales revo- lucionarios como el dedicado a Carlos Fonseca, un fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional que derrotó a la dictadura de la familia Somoza en 1979.
Pero muchos de esos mismos estudiantes piden ahora la renuncia de Ortega, enojados por la violencia ejercida contra los manifestan-
tes por parte de la policía y bandas de la Juventud Sandinista que atacan las protestas en un intento de intimidarlos y dividirlos.
Una tragedia. Organizaciones de derechos humanos contabilizan hasta 250 fallecimientos (la mayoría de manifestantes, aunque también había transeúntes) desde el inicio de las protestas callejeras a mediados de abril, tanto en Managua como en otras ciudades.
Muchos de los estudiantes refugiados en la universidad han ocultado su identidad como medida de protección. Un joven retiró su impermeable para mostrar un montón de explosivos caseros y luego se levantó la camisa para revelar heridas de bala.
Los jóvenes disconformes comenzaron a armarse con morteros luego de los violentos ataques a sus manifestaciones. Desde el exterior, la universidad parece una fortaleza. Las calles aledañas están sembradas de púas de metal.