Migajita
“Mateíto” Matthaus;“La podadora” Frontzek; “Caperucita roja” Rummenigge; “El boricua” Felix Magath; “El leñador” Briegel; “El espía que vino del frío” Norbert Nachtweih; Olav Thon “el niño de la peineta” o la “La pulga” Simonsen son nombres y apodos que todos lo que tenemos algunos añitos nunca olvidaremos, ya que todos los sábados a las 2 p. m., nos tirábamos las mejengotas del fútbol alemán.
Aquellas transmisiones producidas por la televisora germana Transtel; con la voz educada, las palabras bien pronunciadas y los apodos divertidos y con sentido, del narrador colombiano Andrés Salcedo eran geniales, a pesar de que el partido se hubiera jugado hace dos semanas o un mes atrás.
Los jóvenesmillennials no tienen idea lo que era para un fiebre del fútbol tener en los años ochenta contacto visual con el fútbol europeo. Ahora por celular vemos partidos y noticias al segundo sobre mundiales, ligas europeas, torneos sudamericanos y hasta el resumen de los legionarios ticos, aunque jueguen en Tailandia. ¡Bendita tecnología!
Sin duda aquellas transmisiones de Transtel nos llevaron por primera vez a conocer estadios grandes y modernos, barras que cantaban con aplausos sincronizados en la tribuna, ropa deportiva de marcas como Adidas y Puma, o ver las bellas ciudades en las que se jugaban los partidos, que nos daban una idea sobre cómo era Europa, poco accesible en aquel tiempo para la mayoría de nosotros. Ahora se consiguen boletos para jalar para allá hasta por 600 dólares por Expedia. Suspiro de nostalgia, no cabe duda que todo tiempo pasado fue mejor.