La guerra también trajo un granamor
La guerra no solo le dejó recuerdos ingratos a don Carlos Solano, conocido como Cala. Según él mismo nos contó, el conflicto que tanto dolor dejó en el país le dio también a su más grande amor: su esposa.
En 1948, Cala tenía apenas 19 años y cuando pasó tres de los días más horribles de su vida no estaba en sus planes casarse. Ni novia tenía.
Sin embargo, cuando llegó a su casa mientras algunos lo creían muerto, mucha gente se acercó para saludarlo porque estaban felices de verlo sano y salvo y entre quienes se acercaron había una hermosa mujer de nombre María Brenes.
“Yo solo la conocía de vista, cuando la vi ella me pegó un gran abrazo, estaba muy contenta de verme bien. Yo no perdí la oportunidad, era una muchacha muy linda, y desde ese día iniciamos una amistad y luego nos hicimos novios”, recuerda.
Después de aquel día María le pidió a Carlos que la llevara a ver la entrada triunfal que hizo José Figueres Ferrer a San José porque a él lo habían invitado. Fueron y ambos participaron en el desfile de la victoria subidos en un camión.
Gran día. Ese desfile fue el 28 de abril de 1948. Figueres y sus hombres recorrieron algunas avenidas y calles de San José por ser los vencedores.
“Desde ese momento no volvimos a separarnos, nos casamos seis meses después de lo que me pasó, en octubre de 1948, y tuvimos siete hijos. Pasamos juntos cosas muy lindas, ella fue lo mejor que me dejó aquella experiencia. Falleció en el 2005, me hace mucha falta”, dijo.
El excombatiente vive con uno de sus hijos y en su cuarto tiene las fotos de la boda y otras de su esposa. También conserva algunos objetos que eran de ambos, los ve con mucha nostalgia y recuerda la alegría que significó haber podido celebrar las bo
das de oro (cincuenta años).