¡Por el bien común de nuestro país!
Como pastor de la iglesia –que es Madre, Maestra y experta en humanidad– por la unidad y el bien común del país, me dirijo a los fieles católicos que deben ser consecuentes con las exigencias de su fe y con las en- señanzas de la Iglesia, me dirijo también a las personas de buena voluntad y recta conciencia; en esta ocasión les digo, trabajemos y comprometámonos todos, especialmente los católicos que tienen responsabilidad legislativa, ejecutiva y judicial, trabajemos de verdad en los siguientes aspectos de actualidad nacional:
1. En el respeto irrestricto a la vida humana desde la concepción hasta su fin natural, descartando el crimen del aborto.
2. En la conservación y fortalecimiento de la familia como Dios la ha concebido, basada en el matrimonio entre varón y mujer.
3. En la promoción de una cultura de paz y seguridad como respuesta a la violencia desmedida y a la epidemia de homicidios y feminicidios que nos aqueja.
4. En la concreción pronta de una reforma fiscal, necesaria para el país, y que habrá de estar basadaenlos principiosde equidad y solidaridad. Como decía monseñorRomero: “la Iglesia no puede callar ante esas injusticias del orden económico, del político y del social. Si callara sería cómplice con el que se margina y duerme un conformismo enfermizo y pecaminoso; o con el que se aprovecha de ese adormecimiento del pueblo para abusar y acaparar económica y políticamente, y marginar una inmensa mayoría del pueblo” de julio de 1977, I-II p. 142). Es hora de que volvamos los ojos hacia los más pobres y acabar con tanta desigualdad.
5. En la implementación de una estrategia migratoria que responda especialmente a las consecuencias que ya tenemos de la grave crisis nicaragüense. Al Señor Jesús y a su Madre Santísima, Nuestra Señora de los Ángeles, encomendamos el presente y futuro de Costa Rica.