“NOS MARCÓ AMARGAMENTE” LEA MAÑANA EN
INVESTIGADORA PENSIONADA DEL OIJ SIGUE FRUSTRADA POR NO DAR CON WENDOLYN
“El caso deWendolyn nos marcó amargamente el resto de nuestras vidas”, asegura Johanna Romero Solano, exagente del OIJ, con quien conversamos el viernes 10 de agosto sobre el caso de Wendolyn Blackshaw García, una niña de ocho años que desapareció en Zetillal de Guadalupe, el 4 de agosto de 1989.
Ella regresaba de la escuela Roberto Cantillano Vindas y solo le faltaban 400 metros para llegar a su casa.
“Usted no se puede ni imaginar todo lo que hicimos. Revolcamos cielo, tierra y mar, buscamos hasta debajo de las piedras. Durante muchas semanas desayunábamos, almorzábamos y comíamos Wendolyn.
“Yo todos los días me soñaba con ella, entraba a trabajar a las siete de la mañana y todavía en la madrugada estaba dándole al caso… hasta el día de hoy, algunas noches me salta una eterna pregunta: ¿qué no hicimos, por Dios?”, dijo Romero.
Doña Johanna ya está pensionada, trabajó 23 años en el OIJ (ingresó en 1979), ya tenía 10 trabajando cuando desapareció Wendolyn.
“En aquellos años cualquier situación con un menor de edad se iba directo a lo que se llamaba Sección de Menores. Recuerdo que cuando entró el caso actuamos de inmediato, se sabe que en una desaparición el tiempo es fundamental”, recordó.
Buscaban 24 horas al día. Romero asegura que las fuerzas de esa sección del OIJ se concentraron en Wendolyn.
“El caso como tal se le asignó a un compañero, Jorge Barquero (ya fallecido), entonces todos los demás, había como diez investigadores enese entonces, le ayudábamos en todo lo que se podía.
“Por casi tres meses el caso de Wendolyn fue prioridad para todos, atendíamos otros casos, perohabía que darle toda la importancia a ese.
“Entrevistamos a todo el mundo: familia, amigos, compañeritos, la maestra, vecinos, gente allegada, al papá, a quienes vivían en esos 400 metros de distancia, a todo elmundo, no se nos quedó nadie por entre- vistar, pero no logramos nada”, recordó la exinvestigadora.
Doña Johanna recordó que todas las salidas internacionales se verificaron, por el aeropuerto Juan Santamaría, por los puestos marítimos de salida en el Pacífico y el Caribe, asícomolas fronteras de Paso Canoas y Peñas Blancas, pero nada dio resultados.
“Zetillal era demasiado diferente en 1989, la mayoría eran cafetales o charrales, esos también los peinamos completamente, revolcamos la tierra de toda la zona con equipo especial, incluso, para esa época estaban entrenados los primeros perros de búsqueda de personas, fue la primera unidad canina de Costa Rica, los tenía la municipalidad de San José, los pedimos prestados y con esa ayuda revisamos una y otra vez la zona, pero nada”, comentó.
La exagente aceptó a hablar con nosotros porque definitivamente ese, para ella, fue el caso
“Siempre me quedó un sabor demasiado amargo con el caso de Wendolyn, un dolor muy profundo. Yo me soñaba con ella. Como madre me ponía en los zapatos de la mamá y era frustrante que no se avanzara en la investigación, era un agobio diario.
“Todos los días nos preguntábamos qué no hicimos, qué hicimos mal, cuál rastro no seguimos. Si bien Jorge era el encargado, todas las semanas le decíamos que nos diera algo del caso para ayudarle. Estoy segura que la desaparición de Wendolyn marcó un antes y un después para el país entero, como que antes de eso no se perdían los niños.
“Era durísimo porque uno no sabía para dónde agarrar, nunca apareció nada, ni su ropita, ni su bulto, ni lo útiles, nada, fue como si se la hubiese tragado la tierra”, reconoció la exinvestigadora, quien asegura todos sus compañeros y ella, usaron toda su inteligencia, tecnología y estudios, para tratar de encontrarla.
Tatuaje en el alma. Doña Johanna contó que recibían cientos de llamadas falsas por día y que jamás descartaron ninguna, por eso, estuvieron en las siete provincias tratando de confirmar si una pista era verdadera, pero todas terminaban en nada.
“No le voy a mentir, fue tal la desesperación por encontrar a Wendolyn, que hasta visitamos unas personas de esas que dicen ser adivinos y expertos en saber el futuro y que sabían exactamente dónde estaba la niña, pero todo terminó, como casi siempre terminan esas cosas de adivinos y brujos, en pura charlatanería”, aseguró.
A los agentes les afectó tanto el caso que doña Johanna no oculta que Wendolyn se le metió en su hogar.
“Yo me volví una protectora obsesiva con mis hijos, de hecho, mi hija que ya casi se gradúa de la universidad, me dice que ella no tuvo infancia por culpa del OIJ, claro, yo no la dejaba salir ni a la puerta… así nos marcó a todos el caso de Wendolyn es algo que llevaremos hasta el final de nuestros días, es un dolor eterno”, confesó la exagente.