Cruzrojista ya se armó
HURACÁN OTTO LE HABÍA ARREBATADO NAVE
Gómez, cruzrojista al que una avalancha provocada por el huracán Otto dejó sin carro, ya se armó de nuevo.
A casi dos años de ese desastre las cosas han mejorado mucho en Upala y también en la vida de Reyes, quien sigue poniéndole para salir adelante junto a su familia pese a las adversidades.
Valerio dijo que aunque ya ha pasadomucho tiempo, el recuerdo de la emergencia sigue muy fresco tanto por labores que realizó junto a sus compañeros como por el trago amargo que significó ver cómo su chuzo, un Hyundai Excel 92 dorado, quedó destrozado por una avalancha de tierra y barro. “El jueves veinticuatro de noviembre inició todo, nosotros desde las nueve de la mañana estábamos en concentración en el comité. Yo me vine en mi carro para la Cruz Roja y ahí empezamos a trabajar en albergues”, recordó.
Como la situación se empezó a poner color de hormiga, Valerio fue enviado a ayudar a varios damnificados en la comunidad de Canalete de Upala y ahí fue donde recibió la llamada de uno de sus compañeros.
“Tantos años de trabajo para que se le fueran a uno en cuestión de segundos, no es fácil, pero hay que seguir para adelante, no se puede retroceder”, contó.
Nada qué hacer. Cualquier persona que hubiera recibido una noticia así posiblemente habría salido corriendo a ver qué podía hacer por su chuzo, pero este no fue el caso de él. Hizo oídos sordos y siguió ayudando a los afectados.
“Hasta el día siguiente (viernes 25 de noviembre) fue que ya pudimos ingresar y se pudo tener acceso hasta el vehículo. El carro estaba destruido, era pérdida total, de hecho estaba con las llantas para arriba. Estaba al puro frente de la muni, yo calculo que fue arrastrado como ciento veinticinco metros”, recordó.
Valerio dijo que le dolió en el alma ver su chuzo así porque le había costado mucho esfuerzo hacerse de él. Apenas tenía dos años de te- nerlo e incluso había sacado un préstamo para poder pagarlo.
“Para ser sincero no pudimos hacer nada, el carro yo lo agarré con ayuda de compañeros de la Cruz Roja y gente de las piñeras que usaron un chapulín para darle vuelta. De ahí me lo llevé con una grúa hasta la casa, en el Higuerón de Upala, que esta como diez o doce kilómetros del centro”, añadió.
Aunque no tenía carro para ir a bretear, este campeón se la jugabaa como fuera. Aveces se iba al brete caminando o en bici, otra veces alguien le hacía “ride”.
Chuzo nuevo. Una vez que lo peor fue superado, Valerio pudo darse conseguir un nuevo carrito, pues le hacía mucha falta para poder viajar con su familia.
Sacó otro préstamo y compró un Hyundai Euro Accent 96 blanco. Dijo que tuvo que hacerlo así porque ninguna institución lo ayudó en ese momento.
Pese a que aún está pulseándola para pagar y recuperar lo que Otto le quitó, dijo que lo más importante es que él y sufamilia están bien, además de que tiene la satisfacción de que ayudó a muchas personas que la pasaron peor que él.