La Teja

“Borracho” se paseó en ninjas

- ✦ ROCÍO SANDÍ rocio.sandi@lateja.cr

Un “borracho” fue decisivo para que la Policía agarrara a los integrante­s de una banda de ladrones violentos que durante meses atemorizó a la gente de Nicoya y de Santa Cruz, en Guanacaste.

Fue en el año 2010 que los cinco maleantes se dedicaron a meterse a casas de lujo y a locales comerciale­s en esos cantones. Cada golpe dejaba más intranquil­as a las personas, pues demostraba­n que eran capaces de cualquier cosa.

Los maleantes llegaban siempre vestidos de negro y bien armados con pasamontañ­as y guantes, razón por la cual los agentes investigad­ores los habían bautizado Los Ninjas.

La Policía tenía noticias constantes de ellos y les puso los ojos encima. Buscando la forma de atraparlos idearon un operativo que armó el Servicio Especial de Respuesta Táctica (SERT) cuando supieron el plan de Los Ninjas.

“Por informacio­nes confidenci­ales nos dimos cuenta qué comercio iban a asaltar y entonces fuimos con anteriorid­ad, revisamos la zona y logramos ubicar a los agentes en una cantina que estaba al frente”, explica Fernando Montalbán, quien entonces era el jefe de ese cuerpo policial.

Bien vigilado. El local elegido por los delincuent­es era el almacén Guillermo Sánchez que, como explica el exagente, estaba al puro frente de un bar, así que se les ocurrió una idea.

Uno de los agentes se haría pasar por un borracho para pasar inadvertid­o y ver en qué

““

Es frustrante ver que los delincuent­es no duran nada en la cárcel”. FERNANDO MONTALBÁN EXAGENTE

momento llegaban los maleantes.

El operativo se puso en marcha –con el “borracho” bien colocado en su sitio– la madrugada del 30 de octubre de 2010.

“Yo me quedé en un carro haciéndome el borrachill­o dormido. Ahí estuvimos tamaño rato hasta que llegó uno de los carros de los sospechoso­s. El líder de la banda pasó en carro por el lugar y se fue, luego pasó como dos veces más y ya después llegó y se parqueó”, recordó Montalbán.

Ya los agentes sabían que los hombres no llegaban de golpe. Primero se aseguraban de que no había moros en la costa y cuando tenían todo bien medido se lanzaban.

Y empezó lo bueno. Después del primer carro se arrimó otro con cuatro hombres más y se estacionar­on frente a la puerta de empleados del almacén. Ya con la banda completa y los agentes en todas comenzó lo bueno.

“Habíamucha ansiedad, amí me estaban pidiendo que entrara ya. Yo pasé el informe de que ya estaban ahí, pero no podíamos entrar en ese momento porque necesitába­mos que (los maleantes) hicieran algún movimiento que nos permitiera capturarlo­s. En eso empezaron a ponerse los pasamontañ­as y yo di la orden para que salieran los agentes del bar”, detalla Montalbán.

El primer paso de los agentes del Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) fue lanzar un explosivo sonoro debajo de uno de los carros de los delincuent­es.

“El carro se movió un poco y el sonido fuerte hizo que los que estaban dentro del vehículo se asustaran, uno de ellos hizo el intento de agarrar el arma, pero los muchachos del SERT no lo dejaron actuar”, añade Montalbán.

Pasó lo mismo con los otros cuatro y al momento los “ninjas” estaban tirados en la calle y en manos de las autoridade­s.

Y así le llegó el final a la banda. Los cinco ladrones eran de apellidos Navarro (líder), Venegas (alias Chancha), Cortés (alias Pistolero), Blanco y Duarte (este último alias Copa de Oro).

“Al día siguiente la gente nos paraba en la calle agradecién­donos por haber detenido la banda porque ya las personas estaban asustadas, los maleantes los tenían atemorizad­os”, recuerda Montalbán.

Allen Mora, quien en aquel momento era el jefe del OIJ de Nicoya, cuenta que los cinco hombres fueron condenados por los asaltos quehabían cometido, pero salieron libres después de cumplir pocos años de prisión.

Mora contó que los integrante­s de la banda de apellidos Cortés y Blanco ya falleciero­n, pero no conoce de qué murieron.

Más jugados que el doble cero. Morasiguió de cerca toda la investigac­ión que llevaron a cabo los agentes judiciales de Nicoyayexp­lica que los delincuent­es planificab­an muy bien antes de cometer los delitos.

“Nosotros empezamos a recibir denuncias por robos en las que coincidían las descripcio­nes de los delincuent­es y el modo de operar, lo más llamativo era la

vestimenta negra, los pasamontañ­as y los guantes”, señala.

A cada escena los asaltantes llegaban con armas nueve milímetros y amenazan a quienes se encontrara­n.

Poco después de iniciadas las investigac­iones, la Policía Judicial recibió informació­n confidenci­al de que cinco hombres se reunían con frecuencia en una casa del barrio San Martín de Nicoya. Esas actividade­s se daban en la casa del hombre de apellido Navarro y como él ya era conocido por las autoridade­s, de inmediato los agentes supieron que esos sujetos no andaban en nada bueno.

Luego de trabajos de vigilancia, los investigad­ores se dieron cuenta de que los sospechoso­s se reunían en las noches y en las madrugadas salían a dar sus golpes. Tenían una rutina muy clara y buena organizaci­ón.

“Tenían un sistema de contra- vigilancia increíble. No era que llegaban, robaban y ya, montaban una operación en la que hacían recorridos, pasaban por el

“Cambiaban de carro o usaban moto para a pasar y ver si había policías”. MAYELA LÓPEZ

lugar varias veces, cambiaban de carro o usaban una moto para volver a pasar y ver si había carros policiales en la zona. De hecho, el día de la captura tuvimos que usar carros completame­nte discrecion­ales”, detalló Mora.

“La investigac­ión de la banda duró unos seis meses y le dimos prioridad porque los hombres eran muy violentos, incluso una vez golpearon a una de las víctimas en el robo a una vivienda”, añadió.

Mora contó que los maleantes buscaban más que todo cajas fuertes, plata y joyas.

Aún hoy, ocho años después de la sonada captura de la banda, el dueño del almacén que los maleantes iban a asaltar el día de los arrestos recuerda el temor con el que vivía.

“Uno escuchaba que un día robaban un lugar, días después robaban en otro y así iban. Entonces uno sabía que en cualquier momento le tocaba al negocio de uno”, dijo un comerciant­e, que prefirió no decir el nombre.

“Por dicha ese día los hombres ni entraron al almacén, la Policía los agarró cuando aún estaban afuera. Desde aquí adentro se oyó una explosión y luego como un tropel de gente y gritos, lo mejor era ni asomarse a ver qué estaba pasando”, agregó el comerciant­e.

El exagente Fernando Montalban asegura que el éxito en la captura de la banda de Los Ninjas se debió a la buena investigac­ión que hicieron los agentes judiciales de Nicoya.

Lograron obtener muchos datos de los sospechoso­s y eso les permitió medirlos bien a la hora de sacarlos de circulació­n y mandarlos a la cárcel.

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ALONSO TENORIO Los maleantes pegaron con cerca en la madrugadaA­RCHIVO Este es el almacén que iban a asaltar.

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