Honor al maestro
El legadodel maestro Otto Vargas, uno de los músicos más destacados del país, sonará en el Desfile de las Rosas del 2019 en Pasadena, California, porque la Banda de Acosta tocará allá la canción “Pájaro cantador”.
Los directores de la banda, Julio César López Zeledón y José Manuel Mora Corrales, confirmaron que el millón de personas que disfrutará el desfile en vivo y los más de 70 millones que lo verán por tele oirán una de las piezas más emblemáticas de donOtto, quien falleció el 3de febrero del 2017 a los 88 años.
Orgullo de todos. Cuando le contamos a Otto Vargas hijo lo que sucederá el primero de enero con una canción de su papá lanzó una expresión: “¡Qué orgullo, por Dios!”.
Después agarró aire para ha- blar del recordado músico.
Pero jamás imaginamos que la conversación con Otto hijo estaría tan cargada de secretos relacionados con “Pájaro cantador”; detalles que les presentamos y que comprueban que a los genios les llega la inspiración en cualquier momento.
Pajarito sí existió. La pieza de don Otto nació en Alajuelita, de donde era él.
“A la ventana del cuarto de papá comenzó a llegar en las mañanas un pájaro. Una madrugada papá se despertó con la melodía en la cabeza. Él siempre guardaba en la mesa de noche un papel de música para cuando le llegaba un arrebato de inspiración", explica el hijo.
“A oscuras se levantó, encendió el piano y comenzó a escribir la canción. Sin contarle nada a nadie trabajó en los arreglos hasta tener Pájaro cantador. Entonces un día acudió al ensayo de la orquesta La Solución y le pidió a Carlos Gutiérrez (Pitusa, el director) que le permitiera mostrarle una creación.
“Papá repartió los papeles de música y dirigió la orquesta. Al terminar, Pitusa quedó boquiabierto. Se dio cuenta de que esa canción sería un hit, entonces convocó a la orquesta al día siguiente para grabarla en el estudio. La canción se convirtió en un estandarte de La Solución”, recordó Otto hijo.
Mil recuerdos. La banda acosteña no pudo escoger una mejor canción del maestro; su propio hijo asegura que cada vez que la interpretan siente a su tata cerquita porque la pieza se la dejaron hasta en el ADN.
“A lo largo de mi vida he escuchado esa canción cientos de veces interpretada por orquestas, ban- das, sinfónicas y solistas. En cada una encuentro un poco del alma artística de papá y eso me genera una profunda emoción. Séque laBandade Acosta dejará muy alto el buen nombre de mi padre”, aseguró Otto.
Y si alguien duda de la buena elección que hicieron los acosteños, Otto hijo contó más.
“Con Pájaro cantador despedimos a papá en la iglesia de Alajuelita. Fue el último tributo que le rindieron los músicos costarricenses y el pueblo de Alajuelita al último maestro de la época de oro de las grandes orquestas costarricenses, un alajueliteño que vivió entregado a su arte”.
El talento del maestro fue reconocido internacionalmente: el 21 de febrero de 1974 le entregaron las llaves de la ciudad de Nueva Orleans.
Don Otto fundó la orquesta La Fabulosa a finales de los años cincuenta y compartió escenarios con grandes como la Billo’s Caracas Boys o La Sonora Matancera de Cuba.