La Teja

UNA SABANA DEAMOR

PAREJA ELIGIÓ GRAN LUGAR PARA CASARSE

- EDUARDO VEGA eduardo.vega@lateja.cr

María Isabel-García y Alfredo Zambrana se casaron el sábado 18 de agosto, a las dos en punto de la tarde, en uno de los espacios públicos más populares de Tiquicia, el parque metropolit­ano La Sabana.

Este es un lugar al que la gente está acostumbra­da a ir a hacer deportes, por lo que ver a una pareja cerca del lago contrayend­o matrimonio, dejó a más de uno con los ojos bien abiertos.

Desde que se hicieron novios hasta que dieron el esperado “sí, acepto”, no pasaron más de seis meses, pero como ellos mismos dicen: “Cuando el amor llega, no hay dudas y es mejor no hacerlo esperar”.

En La Teja estuvimos presentes y de una le entramos a los tobillos al preguntarl­es, ¿por qué casarse en La Sabana y no como lo hacen la mayoría de los mortales?

“Yo soy trabajador­a social en la Municipali­dad de Carrillo, Guanacaste y desde siempre me ha encantado estar y compartir con la gente, por eso cuando una compañera me recomendó que me casara en un lugar público le agarré la idea y se la propuse a Alfredo”, dijo. María.

Los ahora esposos analizaron las opciones e hicieron una pequeña lista en la que empezaron a descartar sitios comoel parque deLaPaz. Después de hacer mucho coco, ambos coincidier­on en dos cosas, que no sería en el centro de Chepe (por aquello de los permisos) y que mientras más gente se diera cuenta de la boda mejor. En ese momento la idea de hacerlo en La Sabana los conquistó.

Gran decisión. “Desde que apareció el nombre de La Sabana pensamos que ese iba a ser el lugar”, explicó Alfredo. Para el novio el parque era un lugar muy conocido, ya que a principios de los noventa entrenó con una preselecci­ón nacional de patinaje y solía visitarlo con regularida­d para ejercitars­e. “Jamás me imaginé que el lugar en el cual hice y hago tanto ejercicio sería donde me casaría, dejó de ser La Sabana del depor- tista para ser La Sabana del amor”, afirmó el esposo.

Ya con el “salón” natural selecciona­do, los novios comenzaron la carrera con los otros preparativ­os, los cuales salieron como semilla de guaba porque ya lo más importante estaba resuelto.

“Para mí lo realmente importante era que llegara el novio, la abogada y yo, y por supuesto la gente que queremos. No me importan las cosas materiales, por eso estaba muy contenta de que se realizara a plena luz del día y sin complicaci­ones de espacios”, aseguró.

El mismísimo 16 de agosto, un día después del Día de la Madre, la todavía novia se puso inquieta y decidió alquilar unas sillas y una mesa para que la abogada que los casó, Adriana Zamora y los invitados estuvieran más cómodos.

Alfredo tuvo que correr para encontrar alguien que le alquilara las sillas y la mesa, pero en la pura saprihora logró que le llevaran 30 sillas y una mesa al lugar que eligieron tan solo una semana antes.

“La Sabana es grandísima por eso el sábado antes de la boda, el 11 de agosto, nos fuimos a recorrerla por completo debajo de un aguacero para elegir el lugar. Caminamos mucho, pero al final lo encontramo­s, justo a la par de donde está la escultura del esqueleto de una ballena. Ese lugar me pareció muy romántico y accesible para mi gente y para cualquier persona que quisiera llegar”, comentó la esposa.

Dos personas felices y con muchas ganas de vivir aprovechar­on La Sabana para confirmar su amor”.

MARÍA ISABEL GARCÍA ESPOSA

Es un momento único que me hace ver y querer, de ahora en adelante, todavía más a La Sabana”.

ALFREDO ZAMBRANA ESPOSO

Todo perfecto. Cuando algo se hace en positivo todo sale bien, es como una ley del destino y por eso Alfredo recordó que la gente le reclamó dos cosas, una sobre el porqué la locura de casarse en La Sabana delante de todo el mundo y la otra por escoger las dos de la tarde en pleno agosto y con lluvias todos los días.

“Siempre respondí que en La Sabana porque así lo queríamos y a las dos de la tarde porque no iba a llover. Nadie me creía, pero mi esposa y yo jamás dudamos que haría buen clima… y así fue”. El viernes 17 de agosto llovió desde el mediodía hasta las cuatro de la tarde y el domingo 19 de agosto llovieron sapos y culebras entre el mediodía y las tres de la tarde, pero el sábado 18 de agosto no llovió. Los novios la pegaron al mejor estilo del meteorólog­o Max Mena.

Para terminar de confirmar la buena decisión, incluso el sol llegó puntual a las dos de la tarde y no jaló como hasta las 4:30 p. m., cuando ya no quedaba ni un invitado.

“No gastamos en salón, ¿para qué? Ahora me alegra mucho más haberme casado en La Sabana porque todo estuvo perfecto: el clima, los invitados, la gente que se acercó a ver y hasta el lago se veía precioso. No hay un salón en el país para casarse que tenga palmeras, bambú, lago, sol, una brisa sabrosa y tanta tranquilid­ad”, dijo María.

Lo volvería a hacer. Alfredo y María no vivieron ningún momento de estrés con los preparativ­os, por lo que tuvieron un matrimonio muy relajado.

El propio día de la boda, el novio se levantó temprano, desayunó, confirmó lo de las sillas y las mesas, se alistó a eso del mediodía. Una hora después ya estaba bien acomodado en La Sabana”.

Ala 1:30 de la tarde llegaron las sillas (el alquiler costó 30 mil colones), se acomodaron 15 a un lado y 15 al otro. Luego se puso la mesa con un mantel blanco, mientras que a las sillas que usarían los novios se les puso un cobertor blanco que hizo la hermana del novio, Luisa. Así de fácil quedó todo listo para el esperado “Sí, acepto”.

Al preguntarl­e a María si se volvería a casar en La Sabana, no lo pensó dos veces y respondió: “Una, dos, tres y hasta cuatro veces. Fue algo que salió mucho mejor de lo que me había imaginado. La verdad nunca esperé que todo saliera tan perfecto y tan económico”.

El ahora marido, no se quedó atrás y también se mostró complacido por la elección. “Es una experienci­a única, en verdad que dos novios que se aman deberían vivir su matrimonio en La Sabana, sobre todo en estos tiempos en que todo esta tan caro, aunque nosotros no lo hicimos por un asunto de dinero, sino de filosofía de vida. Nunca está de más ahorrarse los platales que se pagan por un salón en estos días".

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EDUARDO VEGA y María Isabel Alfredo Zambrana ser muy García demostraro­n originales.
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FOTOS EDUARDO VEGA ARGUIJO. Alfredo y María se casaron el sábado 18 de agosto.
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Familiares y amigos llegaron como muñequitos de queque a la boda.

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