LARGA ANGUSTIA DE ABUELITOS
SE REPITE JUICIO CONTRA TRAILERO POR MUERTE DE MAMÁ Y SUS DOS ANGELITOS
Los últimos siete años han sido de pesadilla para don Juan Flores y su esposa Emilia Fernández porque durante todo este tiempo han estado esperando justicia por la muerte de su hija y sus dos nieticos por culpa de un trailero.
Este martes la pareja no aguantó más la angustia y junto a varios familiares se manifestaron con carteles al frente de los Tribunales de Limón, donde se desarrolla un nuevo juicio por lamuerte de Dina Flores Fernández, de 26 años, y sus hijos Jason y Natalia, de 4 y 1 añito, respectivamente.
“Es una realidad que nos ha pasado en la familia, son años muy duros para nosotros, difíciles, pero aquí estamos, esperando que este sea el último juicio”, dijo don Juan, mientras sostenía un cartel con la foto de su hija y sus nietos.
Dina y sus dos hijos perdieron la vida la mañana del jueves 24 de febrero del 2011, cuando el trailero acusado, de apellido Tercero, los atropelló al meter el chunchón que mane jaba a una estrecha calle frente a la iglesia católica de Boston en Matina, Limón. La mujer y los niños estaban esperando un bus.
Ausencia que duele. No hay un solo día en el que don Juan y su esposa no piensen en su hija y sus pequeños nietos, el dolor que sienten al recordar cómo les fueron arrebatados los acompaña a diario, pero lo que más les duele es ver que han pasado tantos años y la justicia aún no llega. “Esto ha sido de todos los días, estar pensando en eso, entre los recuerdos y lo que está pasando se mortifica uno, es difícil tener una vida así, yo he tenido enfermedades, no he vivido tranquilo, no se compara con la vida normal que tenía”, contó Flores.
Don Juan dijo que desde que sucedió el trágico hecho su salud se ha visto muy afectada, ha perdido el ánimo y las fuerzas porque muchas veces no logra soportar el hecho de que nunca más podrá abrazar a Dina y a sus nietos. “No solo son las enfermedades que uno ha venido viviendo, sino la falta que nos hacen nuestra hija y nuestro nietos, ha sido bastante di- fícil para nosotros, hemos soportado todo esto esperando que la justicia no se nos haya ido de las manos, esperando que llegué a un final justo”, añadió.
Primer juicio. Esta es la segunda vez que el caso de Dina y sus hijos va a juicio, pues en el 2013 se realizó un debate en contra del trailero a raíz de una demanda presentada por la familia de la joven; sin embargo, ese debate no tuvo el final que ellos deseaban. En abril de ese mismo año el Tribunal Penal de Limón declaró inocente a Tercero, pues los jueces dijeron que no había suficientes pruebas para condenarlo por homicidio culposo. En ese debate no participó la Fiscalía de Limón porque semanas antes había solicitado un sobreseimiento definitivo (salir del caso) luego de considerar que Tercero no faltó al deber de cuidado al momento del percance. Fabián Silva, abogado que actualmente representa a la familia de Dina, dijo que en esa oportunidad los jueces le dieron la razón a la declaración dada por una mucha- cha de 16 años, la cual, según él, fue enredada y contradictoria, mientras que le restaron importancia a lo que dijo un colegial que observó el accidente.
Con esperanza. Escuchar a los jueces diciendo que el trailero era inocente fue un golpe devastador para don Juan y su esposa, pero se rehusan a perder la esperanza.
El abogado de la familia dijo que de inmediato presentaron una apelación a ese sentencia y a raíz de esto el caso llegó a manos de los magistrados de la Sala de Casación (Sala III), quienes al ver que hubo anomalías en el debate ordenaron un nuevo juicio, el cual se inició el lunes 13 de agosto.
“Parece ser que la lentitud de nuestros Tribunales de Limón están revictimizando a esta familia de escasos recursos, hoy ese niño de cuatro años estaría soñando con ir al colegio, hoy esa niña de un año estaría en la escuela, hoy la madre de esos menores tendría una vida distinta, aquí se ha marcado la vida de todos los familiares de ellos”, dijo Silva.
El abogado agregó que de no darse el veredicto que esperan están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias, como acudir a la Corte Interamericana de Justicia.