Horas de terror para los maleantes
LA TEJA PARTICIPÓ EN EL MÁS RECIENTE MEGAOPERATIVO
Con una bendición y deseando éxitos a todos por parte del ministro de Seguridad, Michael Soto, es como se inician los megaoperativos de la Fuerza Pública.
Lo sabemosporque LaTeja estuvo en el más reciente, que fue el viernes 31 de agosto. Este empezó a las 6 de la tarde y participamos durante seis horas, atentos a todo lo que ocurría, que fue muy variado.
El ministro dio el mensaje por medio de una frecuencia de radio y lo oyeron los oficiales de las 12 regiones en las cuales está dividido el país para efectos policiales. Esa zonas van desde la capital hasta las dos fronteras terrestres.
Antes de que todo empiece las tareas han sido asignadas.
En el auditorio del Ministerio de Seguridad, en San José, hay instalada una mesa de operaciones en la cual funcionarios de inteligencia de la Policía Penitenciaria, de Fuerza Pública, de la Policía de Migración y otras autoridades revisan cámaras y analizan nombres y expedientes de personas a petición de los policías que andan en la calle.
Dejan frutos. Este lunes informamos quesegún losdatos con los que cuenta el ministro de Seguridad, los megaoperativos han servido para bajar los homicidios en el país, que iban disparados.
Se pusieron en práctica en mayo y un mes después empezó a verse una disminución.
Agosto del año pasado, por ejemplo, cerró con 55 homicidios y el de este año terminó con 41.
Los megaoperativos no tienen que ver únicamente con persecuciones, balaceras, arrestos de maleantes o decomisos de armas o de drogas; también se trabaja con familias y con chiquitos.
“Es la parte preventiva, en la que buscamos que los play sean para niños y no para que los adultos fumen, es la forma de recuperar los espacios”, dice el ministro Soto.
Con eso en mente fue que nacieron los programas “Cine en su barrio” o“La Mejenga”. En el primero proyectan películas al aire libre y en el segundo, policías y menores de edad juegan bola en algún pueblo.
La Teja fue testigo el viernes de cómo los niños de la urbanización Vista Real, en Concepción Abajo de Alajuelita, se acercaban a los oficiales y juga- ban con ellos. Ese fue el caso del pequeño James Fuentes, de un añito e hijo de Karina Díaz. James corrió hacia el policía Joseph Duarte en cuanto lo vio y le quitó la gorra para ponérsela él.
Hay confianza. A los uniformados le gustan esas conductas porque, en algunos casos, los adultos les enseñan a los chiquitos que los policías son personas odiosas o “enemigas”.
En ese barrio alajueliteño otros policías se pusieron a hacer palomitas y a entregárselas a los niños. Jennifer Molina, una vecina, dijo estar agradecida por que ha visto los resultados de estas activi- dades en la comunidad.
“El parque antes era un basurero, solo lo usaban los muchachos para fumar, ahora lo tenemos limpio y es usado por los pequeños”, dijo. Mientras eso ocurría en Concepción, un grupo grande de oficiales entraba con todo a zonas consideradas problemáticas como Los Pinos, en Alajuelita. Aquí no se vieron niños siendo amables con los policías ni comiendo palomitas. Había personas corriendo, algunos tiraban piedras para, según ellos, espantar a las autoridades. Pero el megaoperativo estaba en camino y nada lo iba a detener.
Acorralar. Para lograr decomisos y capturar a delincuentes, la Policía se dividió y entró corriendo por calles o
callejones con la idea de acorralar a la mayor cantidad de personas posible. Después las investiga y revisa si andan armas, drogas. o tienen órdenes de captura pendientes.
Flor María Gómez, de Los Pinos, nos dijo que a ella le gusta ver que la Policía llega al barrio. “Tengo hijos con vicios y perdí uno por culpa de esos vicios”, nos contó.
Otras madres no fueron tan abiertas como doña Flor y prefirieron no decir sus nombres. Aseguraron sentirse seguras cuando la Policía llega, pero cuando se va todo vuelve a ser igual y el temor regresa.
Y mientras un grupo de oficiales hacía su trabajo en Los Pinos había un retén en La Aurora, cerca de allí, también en Alajuelita.
En ese punto nos topamos con choferes y sus acompañantes que les reclamaban a los oficiales por pararlos. Pero esos retenes forman parte de los operativos y la regla era parar.
“No se trata de detener a todos, enla Policía sehacenanálisis y se sigue un perfil, además conforme la Policía se mueve los delincuentes también”, expresó el ministro de Seguridad.
Durante los megaoperativos se ve a muchos policías en ac-