Chepito y el ejemplo
Cuesta entender cómo le gana la batalla a la muerte una persona a la que balean ocho veces.
Esa es la historia que nos contó ayer La Teja. El caso de Max, un hombre a quien en el 2003 trataron de asaltar en las cercanías de La Sabana para quitarle, al parecer, una compu portátil y un celular.
Max no se cruzó de brazos, luchó en todo momento incluso cuando los delincuentes le pusieron la pistola en la sien. “¡Yo no me muero aquí hoy!”, cuenta que se dijo mientras estaba tirado en el suelo y varios hombres lo atacaban.
Y, efectivamente, Max no murió aquel día. Enfrentó todos los inconvenientes que se pusieron después en su camino y los fue superando uno a uno. Desde el momento del ataque demostró ser más fuerte que los delincuentes, algunos de los cuales ya murieron, probablemente como consecuencia de andar metidos en el mundo del mal.
La derrota más grande de los asaltantes es que Max siga vivo y que en vez de quedarse empantanado en el rencor ahora comparta su testimonio y ayude a otras personas, incluso, de manera económica.
No es sencillo superar una experiencia tan dura y tan riesgosa, pero Max ha sabido cómo hacerlo en un país en el que muchas personas defienden el “ojo por ojo y diente por diente” que es, desdichadamente, lo que muchas veces rige la ley de la selva que encontramos en nuestras carreteras. El ejemplo deMaxes para reflexionar.