La marcha de los misingos
LOS GATOS SON PEREZOSOS Y NO LES GUSTA TRABAJAR, DICEN LOS EXPERTOS
se siguen haciendo los gatos bravos de cara a las medidas urgentes que el país debe tomar para resolver el enorme problema de plata.
Este miércoles marcharon por el paseo Colón y la avenida Segunda hasta la Asamblea Legislativa con tanta despreocupación que parecían celebrar algo en momentos de crisis. Muchos lo hicieron disfrazados de gatos, con viseras con forma de orejas de gato, con la cara pintada como un gato o con camisetas en las que se veían figuras de gato.
Tanta alusión a los felinos fue porque bautizaron la marcha “de los gatos”, algo por lo cual los gatitos de verdad no tuvieron chance de protestar.
“
El que conoce bien a los gatos sabe que nunca irían a una huelga”.
Sí y no. Quienes sí protestaron fueron los amantes de esos peludos animales, quienes aseguran que no hay nada más diferente a un gato que un sindicalista (aunque La Teja también vio algunas semejanzas).
“El que conoce bien a los gatos sabe que nunca irían a una huelga porque son perezosos y no les gusta trabajar (
se les conoce por su independencia y naturaleza vaga ( son caprichosos, susceptibles y resistentes a los cambios ( explicó Julia Rojas vocera de la Asociación Catrix, que se encarga de darles hogares temporales a los mininos.
Julia cree que el gato es el animal menos adecuado para usar como emblema de una marcha de sindicalistas y dijo que si los gatos pudieran ir a los juzgados a defenderse demandarían a Albino Vargas por “suplantación de identidad” ya que sus causas no son las que se defendían este miércoles en las calles de San José.
La veterinaria Elsa Chang, hermana del astronauta Franklin Chang, también dio su opinión: “los gatos no andan en manada y cada uno tiene su forma personal de llamar la atención porque no actúan en grupo”. Gatos hubo de todos los tipos este miércoles en Chepe.
Las gatas se armaron de diademas con orejas, disfraces y hasta maquillaje y con las cornetas imitaron los maullidos. Todo esto apenas un día después de que el Banco Central tuviera que prestarle al Ministerio de Hacienda na- da menos de ¢498.000 millones para que haga frente a sus obligaciones.
O sea, cuando la situación del país es dificilísima, ellos no afinan el olfato para ver todo lo negativo que podría ocurrir.
Ricardo de la Cornejo, enfermero del Hospital de Niños, se vistió como el gato con botas.
Este gato con botas aseguró que le lleva ganas al “ratón fiscal”, tal vez sin pensar que de noaprobarse el plan que mejoraría las finanzas del país, él mismo podría terminar devorado por la crisis.
Variado. También anduvieron ratones encubiertos a quienes la falta de mercadería les encendió el bombillo.
Hubo vendedores ambulantes que armaron orejas de gato a partir de diademas con orejas ratón; solo las agarraron y les pegaron los bordes con goma locaylisto. Así se ganaron alguito tra-ba-jan-do.
En lo que sí le hicieron honor a los gatos los huelguistas ayer fue en su conocida fobia al agua porque a eso de las 2 de la tarde, cuando cayó un baldazo, corrieron en busca de refugio.