Chepito y los descarados
El descaro de algunos dirigentes sindicales y de algunos huelguistas parece no tener límites.
Albino Vargas, que el primer día de la huelga, el 10 de setiembre, impidió que el tren siguiera su recorrido normal porque se encaramó en unaplataforma colocada sobre un carro, salió el miércoles con que el gobierno violentó la libertad de circulación porque la Policía de Tránsito le quitó las placas a varios buses y busetas que transportaban personas hacia la marcha que hicieron los huelguistas en el centro de San José. Nuestros abuelos habrían dicho que eso es el diablo repartiendo escapularios, es decir, una situación completamente ridícula.
Días atrás algunos huelguistas tuvieron la ocurrencia de ir a hacer escándalo frente a las casas de diputados y entonces del otro lado, por decirlo así, surgió la idea de armar un bailongo frente a la casa de Albino Vargas en Alajuelita.
La idea la armaron por medio de un perfil en Facebook, que fue denunciado, probablemente por sindicalistas, y entonces la cerraron. Es decir, la empresa de un multimillonario tuvo con Albino la consideración que ni él ni muchos huelguistas han tenido con miles de costarricenses que sufren las consecuencias de un movimiento que los jueces han ido declarando ilegal. Queda claro una vez más que los sindicalistas no piensan en los intereses del pueblo sino solo en sus privilegios y en hacerle el mayor daño posible a Costa Rica.