DE FERIA SIN BRETE
ECHAN A DOS SALVAJES QUE GOLPEARON A VENDEDORES
guardas de seguridad que protagonizaron un zafarrancho el pasado domingo en la feria del agricultor de Zapote fueron merecidamente echados.
En un video que circula en redes sociales se observa cómo los dos macucos, que eran parte de la seguridad privada de la feria, arremeten contra algunos vendedores.
Incluso se ve cómo les dan puñetazos a dos de ellos y terminan revolcándose en el suelo. Lo que más indigna es que uno de los maltratados parece ser de la tercera edad, y justo comenzamos el mes del adulto mayor.
“Muy gallo, ¿y ahora sí aflojó el moco? ¿usted es periodista? ¿usted también quiere quedarse sin teléfono? ¡Dele aire al abanico!”, dice en tono altanero uno de los gorilas, en medio del pleito, a una persona que lo grababa, mientras intercambiaban ofensas con los comerciantes.
LaTeja se comunicó con Gerardo Tencio, presidente del Comité Regional Central Oriental de laFeria del Agricultor, el cual maneja dicha feria.
Tencio sostuvo que desde hace seis meses tienen problemas con seis vendedores ambulantes que se arriman a vender manzanas importadas en una de las calles aledañas a la feria. Detalló que estos vendedores agredieron a los administradores de la feria hace varios días cuando los quisieron quitar, y precisamente por esa razón contrataron seguridad privada.
Cortada de rabo. Tencio reconoció que a los guardas se les pasó la mano con lo que hicieron, por lo que decidieron cortar relación con la empresa de seguridad, la cual contrataron hace pocas semanas.
“Nosotros repudiamos ese hecho. La Feria del Agricultor es un lugar acogedor, de respeto. Esas personas fueron incapaces de dar el debido abordaje, sin violencia, todo lleva un debido proceso, por eso los despedimos. Le pedimos perdón a todo el público consumidor por dicho incidente, es un hecho aislado y no se repetirá”, sostuvo el presidente del comité.
Tencio aseguró que lo que se debía hacer en este caso era pedirles identificación a los vendedores ambulantes, notificar que no eran parte de la feria, decomisarles la mercadería y devolverla cuando terminaba el evento.
Su dosis. Al final los cajudos guardas salieron rascando.
A uno le cosieron un dedo porque se lo mordieron, y al otro le rajaron la nuca. Agregó Tencio que algunos agricultores se metieron en la gresca cuando no les competía, pero de ellos no tiene informes de que hayan resultado heridos.
Deytel Beita, director de la policía municipal de San José, aseguró que nadie ha interpuesto denuncia por este hecho y recomendó que “quienes se consideren agraviados, procedan a interponer denuncia ante la autoridad judicial”.
Rafael Arias, asesor del alcalde de San José, dijo que no es la primera vez que les reportan situaciones incómodas en ferias del agricultor.
“Hacemos un llamado a los administradores que alquilen ocompren espacios que no sean públicos, que se haganen predios priva- dos como en Alajuela o Heredia”, opinó.
Quejas. Una de las vendedoras que participa en dicha feria, quien prefirió que guardáramos su identidad, aseguró que han enfrentado muchos problemas con los actuales administradores.
“Son más de quinientos espacios en esta feria, cada uno paga ¢4,550, en artesanías pueden sumar otros cien (espacios), pero a pesar de los ingresos la infraestructura no cambia ni las condiciones para los participantes.
“Uno se acongoja hasta con los compradores de la feria porque mucha gente prefiere ir a otro lugar. Los inspectores son tan majaderos que no se puede trabajar a gusto, molestan por todo, están todo el día encima de uno, pero si uno necesita ayuda ahí no aparecen”, contó la mujer.
Sobre la seguridad, dijo que esos guardas más bien hacen que los compradores se alejen.
“Estos gorilas espantan a la gente. Desde que la seguridad llegó ahí se ven menos los administradores y les dejaron a ellos el control de la feria sin ninguna regulación”.
Luis Martínez, un comprador que frecuenta la feria, aseguró que llegó con un grupo de amigos a repartir información sobre el plan fiscal y cuatro hombres vestidos de negro se les acercaron con tono desafiante para decirles que no podían hacerlo y los siguieron amedrentando hasta que consiguieron que se fueran. Dijo sentirse satisfecho de que les cortaran el rabo por matones.