La Teja

Paseo quita el miedo al quirófano

- ✦ BRYAN CASTILLO bryan.castillo@lateja.cr Los pacientes

más pequeños de los hospitales de Guápiles y Monseñor Sanabria, en Puntarenas, ya no llegarán llorando a los quirófanos gracias a unos carritos a control remoto en los que los transporta­n antes de ser operados.

La genial idea nació cuando los funcionari­os de ambos centros médicos notaron que los chiquitine­s siempre explotaban en llanto cuando eran separados de sus padres, razón por la cual decidieron sacar dinero de sus bolsillos y hacer varias rifas para comprar los chuzos. Hay uno en cada centro médico.

Priscilla Vargas, anestesiól­oga y coordinado­ra de sala en el hospital de Guápiles, dijo que la primera prueba la hicieron el viernes anterior con la niña Génesis Sánchez de año y tres meses de edad.

“Ella fue operada de un párpado, le dimos una vuelta de aproximada­mente diez minutos en el carrito, al principio estaba asustada y con ganas de llorar, pero después se le quitó y estaba feliz”, comentó.

Vargas agregó que este método, además de relajar a los pacientes, también lo hace con los padres.

“Los papás de Génesis estaban asustados porque se trata de la hija de ellos, pero al ver que estaba sonriendo también entran en una etapa de tranquilid­ad, incluso la mamá le tomó varias fotos durante el recorrido, esto lo hizo más ameno”, añadió. La especialis­ta recordó que cuando llegaron al quirófano, a la pequeñita le dieron ganas de llorar, no de miedo, sino porque quería seguir en paseando en el carro.

“Esta alternativ­a ayuda bastante en la psicología del menor, porque es muy distinto entrar en un carro de este tipo que en un camilla como se hace normalment­e”, declaró.

Lo bueno se copia. Vargas aseguró que la idea surgió a mitad de año, aunque fue en octubre cuando iniciaron con los trámites para comprar el chuzo.

“Esto lo vimos de un hospital en Estados Unidos, nos percatamos que era bastante efectivo y nos dimos a la tarea de hacer lo mismo para desviar la atención de los niños, hasta el momento solo lo hemos aplicado en Génesis, la fe nuestra es que otros pacientes tengaun comportami­ento similar”, añadió.

El carrito que está en Guápiles costó ¢400.000, mientras que el de Puntarenas vale ¢140.000.

De acuerdo con los encargados de ambos centros médicos, los dos juguetes son aseados todos los días para evitar el contagio de alguna infección.

Cada uno tiene capacidad para transporta­r a un niño de 35 kilos, la velocidad máxima es de 4 kilómetros por hora y la carga de la batería es de 8 horas.

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C O RT E S Í A . Génesis lució feliz de la vida operada. antes de ser
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CORTESÍA. Las dos naves relajarán a los pequeños.

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