La Teja

MONJA TICA ENTRE SUSTOS Y MILAGROS

MISIONERA VIVIÓ CON LA MUERTE RONDÁNDOLA DURANTE DOS AÑOS EN UGANDA

- ✦ KAREN FERNÁNDEZ karen.fernandez@lateja.cr A la gentebuena

a veces le ocurren cosas malas que son difíciles de explicar. Tal es el caso de Norma Allen Brown, una monja tica que durante muchos años fue misionera en Uganda y que, en un periodo de dos años, vio a la pelona de cerca en dos oportunida­des.

La primera le ocurrió el 6 de junio del 2004, cuando viajaba con dos padres, acababan de comprar 100 litros de gasolina y un grupo guerriller­o los interceptó en carretera y por poco los ejecutan a los tres. “Veníamos de regreso a la tribu en la ambulancia y oímos dos disparos. Pensé que se me había estallado una llanta, pero el padre Daniel (Naduya) me dijo que nos estaban disparando, que acelerara. Lo hice, pero la calle era de lastre y vimos como nos estaban siguiendo y amenazando con las armas, por lo que dije no, no, yo paro y solté el volante, lo que provocó que nos volcáramos. Perdí el conocimien­to por algunos segundos y me desperté cuando el padre gritaba ‘ no me mate, no me mate’y yo le gritaba ‘padre Daniel, sáqueme de aquí’”, recordó la religiosa oriunda de Ciudad Neily.

Ella solo sintió donde el padre la jaló del hábito y la sacó. Mientras ella se preguntaba­asimismo en español “¿dónde está mi velo?”.

“El padre me pedía que hablara en inglés, porque ellos no entendían lo que yo estaba diciendo. A los dos nos apuntaban con las armas con cara como preguntánd­ose, ¿porque esta negra como nosotros, habla un idioma que no conocemos?”, agregó la misionera tica.

El sacerdote sí les entendía, pero no lo revelaba porque sabía que lo podían matar para evitar que él los denunciara ante las autoridade­s.

“Es una negra paqueteada, decían, mientras les pedían a los religiosos que se quitaran los zapatos y la ropa. Ya venían para donde mí y les dije: ah no, lo siento. Ustedes a mí no me tocan, denme los balazos que me tengan que pegar, pero no me van a tocar. Nos pidieron que nos pusiéramos en un lugar ya para ejecutarno­s y de un pronto a otro nos dijeron que nos fuéramos. En eso vimos al padre Peter, al que solo se le veía una pierna. Comentamos que había muerto, pero en eso nos gritó, ‘no, no estoy muerto, sáquenme de aquí. ‘Apaguen el carro’, que aún estaba encendido y cuando lo sacamos, nos dice otro guerriller­o: ‘¿adónde van ustedes? ¿Quién les dijo que se fueran? Vengan para acá’.

“Ahí me dije, hasta aquí llegamos. Nos pidieron que nos sentáramos y dijeron, vamos a empezar por matar a la hermana y de los nervios les respondí, ‘¿no pueden empezar por otro lado?’. Por lo que el padre Daniel me llamó la atención: ‘Hermana, nos vanamatar y usted jugando’.‘Era nada más una sugerencia’, le respondí”, recordó la religiosa entre risas, quien reconoció que el miedo hace a la gente ser muy imprudente.

Cobra rematada. El segundo susto se lo llevó en setiembre del 2006, mientras lavaba la ambulancia que conducía cuando una cobra la mordió en un tobillo.

“Me acerqué al carro tipo siete de la noche y solo sentí algo que me mordió en la espinilla de la pierna derecha, cuando volví a ver, vi que había sido una cobra. De inmediato me empecé a sentir mal, se me hinchó la ingle, no podía respirar y a como pude me fui para la capillita porque estaba sola en ese momento y comencé a orar.

“Ahí le dije al Señor, no puede ser posible que me muera aquí por culpa de una culebra. Agarré el vinode lamisay me loempinéyc­onfesé mis pecados y le dije al Señor que se hiciera su voluntad. Me cobijé con unos trapos que había y me quedé quedita terapeándo­me hasta que me dormí”, narró.

Se despertó a eso de las cinco de la madrugada y de una vez dijo “bueno, muerta no estoy”. La encontraro­n las otras religiosas y le preguntaro­n qué le había pasado.

“Cuando les enseñé la pierna la tenía completame­nte seca desde arriba hasta abajo, como la piel de una serpiente y más oscura de mi tono natural, ahí me llevaron en carrera al hospital donde estuve once días internada, con la pierna en alto porque no aguantaba el dolor, me trataban de inyectar pero todas las venas se me habían colapsado. Pasado ese tiempo me escapé del hospital y me empecé a tratar con plantas medicinale­s como acostumbra­ba mi mamá, que además, era lo más usado por allá ante la carencia demedicame­ntos”, explicó la hermana Norma.

Tuvo mucha suerte. La misma serpiente que la mordió a ella, mordió a otro muchacho que murió en menos de 24 horas.

Otro médico que llegó de visita para una actividad de aniversari­o del leprosario (hospital especializ­ado en lepra, donde ella trabajaba) la llevó a Kampala, capital de Uganda para que le revisaran la pierna pues había riesgo de que se la amputaran.

“El doctor me dijo, vamos a hacerle un examen, si la médula está podrida, hay que amputarla y en eso yo como que no entendí la gravedad de la situación y dije, no, lo siento, yo me voy para Costa Rica, a mí no me van a cortar la pierna. Agarró la aguja, me punzó y alcomproba­r que todo estaba bien, me dijo que había sido un milagro”.

Rodolfo Vargas, experto en este tipo de reptiles del Refugio Herpetológ­ico, nos confirma la suerte que tuvo la hermana.

“Todas las cobras tienen un veneno que afecta rápidament­e el sistema nervioso, hace que cueste respirar, se cierran los ojos y no pueda moverse hasta que muere. Que ella haya sobrevivid­o donde casi no hay acceso a antiofídic­os (suero) ni a tener pronta atención, es un milagro”, explicó Vargas.

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RAFAEL MURILLO La hermana Norma Allen es una misionera tica que vivió miles de experienci­as en Uganda.
 ?? RAFAEL MURILLO ?? Así tiene la pierna la religiosa. Fue mordida por una cobra.
RAFAEL MURILLO Así tiene la pierna la religiosa. Fue mordida por una cobra.

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