La Teja

En salones desde los 14 años

- ✦ KAREN FERNÁNDEZ karen.fernandez@lateja.cr

Gustavo Delgadoes un fiebre del bailongo y por eso lo buscamos para que contara algunas de sus experienci­as en la pista.

“Empecé a ir a los salones de baile cuando tenía 14 años, pero desde que estaba en la escuela ya era el que sacaba a todas lascompañe­ritas en las fiestas de fin de año. Mi mamá, Alejandrin­a Ramírez, fue la que me enseñó, porque a ella le encanta bailar”, contó Gustavo, de 42 años.

Tavo recordó que la primera vez que asistió a una tarde juvenil fue en Disco Salsa 54, en el centro de Chepe, y lo devolviero­n porque iba en camiseta de cuello redondo y con tenis.

“La entrada me costó ¢25 y me devolviero­n porque en esos años uno no podía llegar vestido con tenis y camiseta, había un código de vestimenta que exigía camisa de botones y zapatillas”, explicó.

Antes no se pedía cédula, pero igual iba mucho a las tardes juveniles que eran de 1:30 p. m. a 6 p. m., en esos lugares había licor y como él era muy tímido solo bailaba merengue, a la salsa le agarró el toque conforme en encamotó con el baile.

Detalló que se acostumbra­ba mucho respetar las parejas de baile, así que se solía esperar a que llegara la persona con la cual le cuadraba más bailar, porque entre más tiempo tuvieran de bailar juntos, mejor se entendían en la pista.

Otro detallazo importante para los bailarines es la pista, las de madera son las mejores porque permiten más los giros, eso sí, debe estar bien encerada.

Tavo fue alternando entre Salsa 54 y Parthenón, en el Centro Comercial del Sur, el Túnel del Tiempo en la avenida Central y Zadidas en San José. Otros salones populares eran Leonardo’s, Cocoloco, Infinito, plaza Disco Club en el centro comercial El Pueblo y Risas en el centro de Chepe. Hoy esos sitios son historia. Otros salones famosos de la época eran El Gran Parqueo, Tí- pico Latino, Los Guayabos, El Tobogán y el Buen Día, pero a esos iban los que tenían más plata, recordó Tavo, porque había que pagar una entrada de ¢100, ya que tenían música en vivo.

“También era común hacer pelota y como antes no había celulares, nos poníamos de acuerdo en el salón para definir dónde nos veríamos la próxima semana, pero lamayoría éramos muy fieles a una sola disco y hasta se identifica­ba cualquier ‘intruso’ que llegara de otro salón. Uno estaba como etiquetado”, recordó.

Agenda. Tavo hasta tenía agenda semanal para los bailongos, los lunes era en Salsa 54 con Los Brillantic­os; los miércoles jalaba al Parthenón porque había 2 x 1 y los jueves tenían barra libre; mientras que los viernes y sábados pasaba entre Salsa 54 y Parthenón.

Lamentable­mente la mala administra­ción en muchos de estos lugares los obligó a cerrar. Según Tavo, algunos eran administra­dos por el empleado de confianza del dueño, por lo que dejaban entrar gratis a las amigas y hasta tragos regalaban.

“Lo que más se extraño es el ambiente, el cual era muy sano, ahora pese a que hay más seguridad uno se siente más inseguro”, agregó Delgado.

 ?? CORTESÍA. ?? Tavo aprendió a bailar por la fiebre de su mamá, Alejandrin­a.
CORTESÍA. Tavo aprendió a bailar por la fiebre de su mamá, Alejandrin­a.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica