Robots bibliotecarios
FINLANDIA ABRIRÁ CHUZO DE LIBRERÍA QUE PARECE DE CIENCIA FICCIÓN
Para conmemorar su centenario, Finlandia, el país más alfabetizado del mundo, se ha dotado de una biblioteca central ultramoderna, con robots, impresoras 3D y donde también estará autorizado hacer ruido.
Ideada desde hace veinte años, la biblioteca abrirá el 5 de diciembre, poniendo punto final a un año de festejos para celebrar el centenario de la nación nórdica.
Esta enorme estructura ondulante de madera y vidrio, en pleno centro de Helsinki, la capital, contrasta con el austero edificio del Parlamento. Diseñada por el despacho finlandés ALA Architects, está recubierta por 160 kilómetros de pícea finlandesa.
Llamada Oodi (“oda” en finés), la nueva biblioteca está destinada a promover el conocimiento, el aprendizaje y la igualdad.
En los últimos días antes de la inauguración, los obreros trabajaban con gran empeño para terminar el exterior del edificio porque en el clima glacial de Helsinki, la instalación de los paneles de madera resultó ser mucho más difícil y larga de lo previsto.
Dentro, el público podrá disfrutar de hasta 100.000 volúmenes.
Pero el lugar está también pensado para los aficionados a la cultura y la tecnología, y cuenta con estudios de música, salas de montaje de películas, cine e impresoras 3D y cortadoras láser, de acceso totalmente gratuito.
“Oodi da una idea moderna de lo que significa ser una biblioteca”, explica Tommi Laitio, responsable de Cultura y Tiempo Libre en el ayuntamiento de Helsinki.
Otra señal del progreso: el ejército de robots al que se confió el traslado de los libros dentro del edificio. Parecidos a pequeños carritos grises, se van moviendo entre los ascensores, esquivando a personas y muebles, para llevar a los li- bros a la sección adecuada, donde el personal les toma el relevo.
Se trata de la primera vez que se usa tecnología de conducción autónoma en una biblioteca pública.
Comoen una película. Los robots se convertirán en un espectáculo familiar para los 10.000 usuarios que se espera que visiten la biblioteca cada día.
“No sé si deberíamos decir ‘eso’ al referirnos a ellos, porque estoy segura de que la gente encontrará un nombre para esta cosa que va explorando el edificio”, dice, riendo, Katri Vanttinen, responsable de las bibliotecas de Helsinki.
Oodi tendrá zonas dedicadas para estudiar, pero el silencio no será obligatorio en todas partes.
Existe un loft destinado a reunirse y crear en el que incluso se anima al ruido y al desorden. Los usuarios podrán construir objetos, tomar prestados instrumentos de música o jugar a la videoconsola.