La Teja

Amor después de la muerte

- Rocío Sandí rocio.sandi@lateja.cr

Para mi ahora la Navidad es triste porque me recuerda la muerte de mi hija”. Irma Salas Mamá de Ana Yensy

Ianny es una pequeña de nueve años que ya en su corta vida experiment­a que el amor después de la muerte sí existe.

Sus papás, Ana Yensy Chaves Salas y Esteban Calderón Quesada, falleciero­n en un accidente de tránsito en el 2010, por lo que, desde ese entonces, esa pequeñita creación del amor que tuvieron en vida fue la fortaleza para que la familia de ellos soportara el dolor por la doble pérdida.

Chaves y Calderón desde jóvenes se enamoraron. Luego de compartir varios años de noviazgo decidieron casarse para que Dios bendijera su unión y seis meses después nació la hermosa niña, a quien amaban con todas sus fuerzas.

La pareja llevaba una vida humilde, pero feliz y cada día se esforzaban por darle lo mejor que podían a la bebé, sin embargo, cuando ella apenas tenía 10 meses una tragedia la separó para siempre de sus papitos. Ana Yensy y Esteban trabajaban en la fábrica de ropa Panduit, en Grecia de Alajuela, a unos cuantos kilómetros de donde vivían. Ellos siempre viajaban juntos al trabajo en moto y el 9 de diciembre de hace nueve años, cuando ya iban de regreso para la casa la muerte los encontró.

“Ellos salían tarde y llegaban a la casa pasada la medianoche, yo le cuidaba la bebé a Ana Yensy, entonces me esperaba en la casa de ellos a que llegaran. Ese día, como no llegaron a la hora de siempre yo pensé que tal vez se habían varado”, recordó doña Irma Salas, mamá de Ana Yensy.

“A la una y cuarenta y cinco de la mañana llegó un hermano de Esteban con un cruzrojist­a y me preguntaro­n que dónde estaba Evelio, mi esposo, porque necesitaba­n hablar con él, yo les dije que estaba durmiendo y lo fui a despertar a gritos porque yo ya sabía que algo malo había pasado”, agregó. Cuando don Evelio salió recibieron la mala noticia de que su hija y su yerno habían muerto en un choque contra un carro. Al escuchar eso, doña Irma sintió que el mundo se le vino encima, pero ni en un solo momento dudó en aceptar la responsabi­lidad de cuidar a la bebita que quedó huérfana. “Esa chiquita era la felicidad de mi hija y el esposo, ellos la adoraban y desde el primer momento yo la agarré como si fuera hija mía”, expresó Salas. Cuando se dio el accidente la joven mamá tenía solo 21 años y el esposo 25.

El chofer que causó el choque es de apellido Vargas y según contaron las autoridade­s en aquel momento, regresaba de una fiesta a gran velocidad y borracho.

El conductor fue detenido ahí mismo y descontó prisión preventiva durante seis meses, mientras el Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) reunía la informació­n necesaria para presentarl­a a la Fiscalía (ver nota aparte).

Mal presentimi­ento. Doña Irma contó que días antes de morir, Ana Yensy tuvo un mal presentimi­ento, e incluso eso le hizo asegurar el futuro de la pequeña que tanto amaba.

“Como dos días antes de que pasara el accidente yo estaba con ella en la casa viéndola cocinar y me dijo: ‘mami, ¿si a mí me pasara algo usted cuidaría a Ianny como si fuera suya?’, y yo le contesté que lógico que sí, pero que porqué me decía esas tonteras, entonces me dijo que como ella y el esposo viajaban siempre en moto estaban expuestos a tener un accidente en cualquier momento.

“Después yo le pregunté como vacilándol­a que si quería que los enterrara juntos si les pasaba algo y ella me volvió a ver y me dijo que sí, luego se rió. Menos de una semana después de eso, de verdad los enterramos juntos”, añadió.

En medio del dolor de sepultar a sus allegados, el cargar en sus brazos a la pequeña nieta les dio a sus abuelitos fuerzas para salir adelante.

“Yo digo que Dios se llevó a mi hija pero nos dejó a Ianny porque sino hubiera sido todavía más duro superar eso. El tener a mi nieta nos hizo al menos conformarn­os con la vida y el verla a ella crecer lo tiene a uno con fuerza para seguir.

“Cada año desde que ellos murieron les hacemos un rosario aquí en la casa, ahí los recordamos y aunque siempre hay tristeza ya uno los recuerda de otra manera, sin tanto dolor.

“Todos los días nosotros tenemos muy presente la responsabi­lidad de cuidar bien a mi nieta y educarla lo mejor que podemos, en la escuela, en el catecismo y en todo; ya este año ella hace la Primera Comu-

nión”, expresó la valiente abuelita.

Siempre la verdad. Desde el momento del accidente, a la pequeña Ianny trataron de explicarle que sus papás ya no la acompañarí­an más, pese a que aún no lo entendía.

“Nunca le escondimos la verdad, cuando ella estaba muy pequeña le dijimos que los papás estaban en el cielo y ahora ella sabe que murieron en un accidente. En la casa le tenemos una foto de ellos para que los recuerde y también un peluche que le dejó la mamá.

“Ese peluche es como un tesoro porque Ana Yensy lo compró una semana antes de morir, ella llegó con una gran emoción y me lo enseñó, me dijo que se lo había comprado a la bebé para Navidad, pero no se lo pudo dar, me tocó a mí dárselo”, recordó.

A Ianny nunca le faltó amor ya que además de sus abuelos, sus tíos y primos le han dado todo lo necesario para salir adelante.

Ella acaba de empezar el tercer grado en la escuela Calle San José, en Grecia, y dice que siente que su mamá la cuida desde el cielo.

A la niña le gusta escuchar La pequeña dice que su mamá la cuida desde el cielo. cuando le cuentan cómo eran sus papás y el ver la foto de ellos la hace sentirlos cerca.

Doña Irma dice que cada vez que ve en las noticias un accidente de moto recuerda el dolor tan grande que carga desde hace tantos años y sienten una gran angustia de saber que otra familia pasará lo mismo.

“Uno quisiera que nadie muera de esa manera, pero desgraciad­amente los accidentes ocurren todos los días, esa es la realidad, lo que le queda a uno es recordar a los seres queridos bonito, aferrarse a las cosas buenas, no a las malas. “Ana Yensy era la menor de mis cuatro hijos y siempre fue muy especial, le gustaba chinearlo a uno. A mí me gusta recordarla feliz y con sus detalles bonitos, por ejemplo, cuando ella cocinaba algo siempre nos pasaba un gallito. “Le encantaba hacer canelones, era uno de su platos favoritos y siempre que hacía nos regalaba a mi esposo y a mí, siempre fue una gran hija, por eso me siento comprometi­da a cuidar de la mejor forma a mi nieta”, concluyó la amorosa abuelita.

 ??  ??
 ??  ?? La valiente abuela está orgullosa de la niña que ha logrado sacar adelante.
La valiente abuela está orgullosa de la niña que ha logrado sacar adelante.
 ??  ?? conde la familiaEn la casa pareja. foto de la servan una
conde la familiaEn la casa pareja. foto de la servan una
 ??  ?? Este peluche se lo compró la mamá a Ianny una semana antes de morir. ROCÍO SANDÍ
Este peluche se lo compró la mamá a Ianny una semana antes de morir. ROCÍO SANDÍ
 ??  ??
 ?? FOTOS DE GRACIELA SOLÍS ?? Doña Irma Salas siente una gran responsabi­lidad al criar a la nietica.
FOTOS DE GRACIELA SOLÍS Doña Irma Salas siente una gran responsabi­lidad al criar a la nietica.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica