La Teja

Salveques llenos de historias

- Bryan Castillo bryan.castillo@lateja.cr

Los motociclis­tas y los ciclistas que reparten comida por medio de la aplicación Uber Eats salen todos los días a pulsearla y la calle a veces les tienen reservados riesgos enormes.

Eso lo sabe bien un hombre de 30 años y apellido Chaves que fue brutalment­e golpeado el sábado 10 de agosto en Desamparad­os de Alajuela cuando iba a entregar un pedido en su bici.

Un hombre que iba en carro lo atacó porque, supuestame­nte, el ciclista se metió contravía y casi le raya el vehículo, algo que jamás justifica una reacción tan violenta.

Asdrúbal Aguilar, de 25 años y también trabaja con esa plataforma, es consciente del peligro que viven él y sus “compañeros” de trabajo. Lo que le pasó a Chaves se podría repetir.

Asdrúbal empezó a trabajar con esta herramient­a en marzo del 2018, cuatro meses después de que se activara en Costa Rica, que fue el 6 de diciembre del 2017.

Aguilar no ha sufrido accidentes mientras reparte comida en su moto, una Honda CB 190R, pero sí su primo Eduardo Castro, quien se ganaba la vida de la misma forma.

Eduardo falleció el 24 de mayo cuando se disponía a hacer una entrega. Lo golpeó un tráiler frente a Cosevi, en La Uruca, a eso de las 3 p.m. Quedó con vida pero falleció en el hospital México a los minutos de haber llegado.

La noticia tomó por sorpresa a Asdrúbal, quien acumula un poco más de 800 viajes concretado­s.

“Me di cuenta como a las cuatro de la tarde, cuando me avisaron él ya estaba muerto. Fue algo muy doloroso porque nos veíamos muy seguido y compartíam­os mucho”, recordó.

Este duro golpe hizo que Asdrúbal reflexiona­ra más sobre la vida y cada vez que sale de su casa le pide a Dios que lo proteja.

Gremio fuerte. Consultamo­s a la empresa Uber sobre cuántos colaborado­res tiene en el apartado de entrega de comidas, pero no facilitaro­n la informació­n.

Aunque no hay una cifra oficial disponible, Asdrúbal considera que en el país podría haber unos cuatro mil y eso, dice, lo convierte en un gremio fuerte.

Es común verlos, sobre todo en San José, sudando la gota gorda en bici o, algunos, más cómodos en moto o en bicimoto, con su caracterís­tico salveque verde a la espalda.

Pero más que su fuerza como grupo, Asdrúbal destaca la solidarida­d y cuenta que tienen grupos en WhatsApp para apoyarse.

“Ha habido casos en los que alguien se queda varado, lo pone en el grupo y nosotros llegamos a ayudarlo. A mí, por ejemplo, una vez no me arrancaba la moto, tenía que dejar un pedido y un compañero me jaló hasta un taller”, recordó.

También han tenido que respaldar a algún compañero al que han estado a punto de asaltar.

“Hemos sabido de algunos a los que han bajado de la bicicleta o de la moto o que les han quitado el teléfono. Una vez, en barrio México, casi me bajan de la moto, pero por dicha no pasó”, comenta Asdrúbal.

Cuenta que tienen puntos específico­s de reunión, los dos más fuertes son frente a la Nunciatura Apostólica, en Pavas, y en la fuente de la Hispanidad, en San Pedro de Montes de Oca.

“Uno se queda ahí porque son puntos fuertes y cercanos a restaurant­es, a veces uno está solo y luego llegan más y uno conversa mientras sale un viaje. Así se pasa el día”.

Lucha diaria. Asdrúbal combina la entrega de comida por medio de Uber Eats con un trabajo ocasional, así redondea un sueldito.

Cuenta que una semana floja,

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BRYAN CASTILLO Asdrúbal Aguilar trabaja con Uber Eats desde el 2018.

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