Dos caras para una historia
Anthony Venegas y Michael Rodríguez, dos de las personas que denunciaron al exsacerdote Mauricio Víquez Lizano por supuestos abusos sexuales, viajaron a Ciudad de México a principios de este mes de agosto para pedirles a los ciudadanos de aquel país que avisaran a las autoridades si sabían el paradero del tico.
Y parece haber tenido efecto porque Víquez, en fuga desde enero, fue detenido este domingo en Monterrey, en el estado de Nuevo León.
La Interpol confirmó el arresto, pero no dio muchos detalles.
El estilo de vida de Víquez se fue volviendo bastante problemático para la Curia Metropolitana, que varió sus versiones sobre él.
En febrero de este año, La Teja publicó una amplia nota que daba cuenta de esa situación.
Veamos. El 21 de agosto del 2018, Rafael Sandí, canciller de la Curia, atendió a La Teja cuando apenas se iniciaba el escándalo que fue envolviendo a Víquez.
El día anterior había trascendido que la Iglesia católica lo suspendía de toda labor luego de conocerse que tres hombres lo denunciaron por presunto abuso sexual cuando eran menores de edad. En aquel momento los denunciantes aún no habían salido a la luz pública para hablar.
En aquella oportunidad se le consultó a Sandí en cuántas oportunidades la Iglesia había recibido denuncias contra el cura Víquez.
El canciller respondió que dos: una en el 2016, cuando un mayor de edad lo señaló por “hablar de los homosexuales siendo él homosexual” y la otra en 2018, cuando los tres hombres lo acusaron de presunto abuso sexual.
Esta versión contrasta con la enviada por escrito por la Curia para una nota publicada el 14 de febrero de este año. En una relación de hechos aseguraba que en el 2003 Anthony Venegas, uno de los denunciantes de Víquez, se presentó con dos personas adultas para exponer “cierta conducta inapropiada de Víquez Lizano” al entonces vicario general José Rafael Quirós, hoy arzobispo de San José.
Este hecho no fue mencionado por Sandí durante la entrevista con La Teja en agosto del 2018.
Gran diferencia. La Teja también consultó en aquella oportunidad por qué Víquez no tenía asignada una parroquia y por qué vivía en un apartamento en San José mientras la mayoría de sacerdotes se sudan la gota gorda en las casas curales de las comunidades.
En el comunicado que envió la Curia a La Teja, se señalaba que luego de que Anthony Venegas se presentó en el 2003, en compañía de dos adultos a presentar su caso, “respondiendo a la queja y a solicitud de quienes la interpusieron, el sacerdote Víquez fue removido del oficio de párroco y se decidió no iniciar ninguna acción que lesionara la buena fama de los menores de edad afectados como fue solicitado en la conversación. A partir de ese momento nunca más tuvo oficios parroquiales”.
No obstante, durante la entrevista de agosto del 2018 se le consultó al canciller por qué Víquez no tenía asignada parroquia y la respuesta fue “depende de las circunstancias y carismas de cada quien, en las parroquias hay responsabilidad de administrar, pero también se necesitan profesores en el seminario y cargos administrativos, depende de la especialización, son diferentes factores”.
Sandí nunca indicó que se le había removido por los hechos del 2003.
-Nos llama la atención que Víquez vive en un apartamento costoso y tiene un carro caro, ¿por qué unos sacerdotes deben obedecer el mandato de la Iglesia de humildad y otros tienen una condición completamente distinta?, cuestionamos.
-En este caso de su situación económica, no sé si es por situaciones de famlia, son circunstancias particulares. De hecho desde 2016 no tiene oficio eclesiástico, sé que da clases en la UCR y en otras universidades.
-¿Entonces un sacerdote decide a qué se dedica?
-El sacerdote no decide a qué se dedica, es nombrado, pero en este caso cuando se le quitan los oficios él tiene que vivir de algo, recurre a las posibilidades que tiene.
Según el canciller, a Víquez se le quitaron los oficios en el 2016 y por eso tuvo que dejar las parroquias, pero La Teja sabía que vivía en esos apartamentos desde muchos años antes, ya que las instalaciones de este periódico se ubicaron en el mismo edificio, desde el 2006 hasta al 2013.