Aquí vamos a poner el güevo
El huevo está en la vida del tico desde siempre, más allá de ser un alimento completo y barato que permite una buena nutrición, también ha servido hasta como moneda de cambio.
Como antes de independizarnos Tiquicia era la provincia más pobre del reino de Guatemala, el huevo podía canjearse por pan, leche o verduras, de ahí surgió la frase “con cascaritas de huevo”, en alusión a su fragilidad porque una vez roto, ya no valía nada, explicó el costumbrista Dionisio Cabal.
Igualmente, “tiene todo el huevo” en referencia a los platudos, surge de ahí, pues el que
tenía más huevos podía canjearlos por más cosas.
“Con base en el valor económico que a través del trueque tuvo el huevo, se acuñó la idea de ser algo más que un alimento, que tiene un valor de intercambio”, agregó Cabal.
En el caso de una persona muy delicada, recurrimos al “ese mae es un huevo” o peor aún, “un dolor de hue...”; para los más tercos o cabezones usamos “eso es una huevonada”, o el “manda huevo” para indicar incredulidad de que se falle algo que era un queque.
Y están las frases con más de un significado, como “ponga el huevo” que puede ser que suel
te la plata o que concrete, aterrizar un tema.
En el caso “perro que come huevos, ni quemándole el hocico”, hace referencia a las malas mañas que no se quitan con nada.
La folclorista María Mayela Padilla recordó una expresión que se ha perdido. “Parecés el huevo del nido”, que se usa cuando uno anda todo sucio, porque en el campo las gallinas se van al monte para poner sus huevos y los carajillos se van detrás siguiéndolas para recogerlos, pero siempre hay que dejar uno porque si se los trae todos, la gallina ya no volvía, y ese que quedaba lo majaban todas las gallinas y quedaba sucititico.