Raspón lo puso al borde de la muerte
Don Alexánder Loría tiene 37 años y hace un mes sufrió un pequeño raspón en el empeine de su pie derecho, nada por qué asustarse; sin embargo, como él mismo nos cuenta, el asunto pasó de castaño a oscuro cuando se le infeccionó.
“Nunca había tenido una experiencia así:¿cómo una simple cortada puede comprometer la piel y hasta el músculo?
“Cuando uno ve cómo un simple raspón te lleva al hospital y ves el pie tan hinchado, caliente, rojizo, la verdad que se siente miedo. Luego, cuando van a hacerte la radiografía para conocer si te tocó hueso, realmente se pasan momentos tristes porque en el peor de los casos, te amputan, según lo que me explicaron. Tuve suerte que llegué a tiempo.
“Hielo y antibióticos en pastilla fueron los primeros métodos para buscar bajar la inflamación, pero no sirvió, por lo que tuve que ir al hospital y se determinó que la infección era tan fuerte que fue necesario aplicar tres tipos de antibióticos, dos intravenosos cada 8 horas y uno en pastilla.
“Pasé hospitalizado 19 días, el antibiótico intravenoso atacó la infección los primeros siete días y desinflamó el pie. Pero tuve que quedarme más tiempo porque el asunto fue tan fuerte que se me hizo un hueco en el pie.
“La lección para muchos es que cualquier tipo de cortada puede complicarse y hay que actuar rápido porque una infección o hasta una bacteria puede comprometer la vida”.
Este es el testimonio que muy amablemente nos compartió don Alexánder. Su caso no es aislado, de hecho, le pasa a muchas personas en el país y por eso es que la edición 81 del Congreso Médico Nacional, que se lleva a cabo en La Fortuna de San Carlos, tocó el tema de cómo las infecciones, en muchas ocasiones, le ganan la batalla a los antibióticos.
Pierden la batalla. Durante los últimos dos años, la cantidad de casos de personas con infecciones con gérmenes resistentes a los antibióticos ha crecido hasta cinco veces, comparado a años anteriores.
De acuerdo con el doctor Jorge Chaverri, especialista en infectología, en los hospitales nacionales se presentan entre 80 y 120 casos al año.
“Cuando hay una infección muy severa y necesitamos recuperar al paciente, si no se logra identificar al microorganismo o bien, este resulta resistente, los antibióticos que usualmente se prescriben para atacar la infección dejan de funcionar”, explicó.
Al comenzar a perder el partido, los médicos se ven obligados a tratar con antibióticos de segunda y tercera línea (más potentes) y son más caros, podrían tener menor efectividad para combatir la infección e inclusive, pueden terminar siendo más tóxicos.