Los recuerdos del futuro (parte 2)
en el museo del oro de bogotá, Colombia, se exhiben una serie de pájaros o peces de oro que, en honor a la verdad, tienen más de aviones a reacción o transbordadores espaciales que de pájaros o peces. en su estructura se puede apreciar la carlinga, la sección del motor y el parabrisas. lo más asombroso son sus alas, dispuestas en forma de delta, con todo y aletas estabilizadoras, como el transbordador espacial. El elemento que identifica a estas figuras como aeronaves es la cola que presenta cada uno de ellos, las cuales tienen la forma de media aleta, apuntando hacia arriba, típica de cualquier aeroplano y nunca jamás de peces o aves. Estas figurillas fueron exhumadas de una tumba con una antigüedad de muchos siglos antes de la llegada de los españoles a América. en el año 1921 los trabajadores de una mina de zinc en Zambia, África del sur, descubrieron en el interior de una cueva una gran cantidad de restos humanos pertenecientes a neandertales que existieron hace 75.000 años. entre los esqueletos se halló un cráneo con dos curiosas perforaciones a la altura de los huesos temporales, a ambos lados de la cabeza ¡exactamente como la perforación que produce una bala que atraviesa un cráneo de lado a lado!. Y en el museo Paleontológico de moscú se conserva un cráneo de uro (bisonte asiático), con una antigüedad de 10 siglos, que presenta un orificio perfectamente circular y sin astillas, en medio de la durísima y gruesa osamenta de la frente de la bestia, producido sin duda por un proyectil que viajaba a enorme velocidad. ¿una bala de fusil? sean lo que sean, estos objetos y relatos están en los museos y bibliotecas de todo el mundo corroborando una verdad salomónica; ‘que no existe nada nuevo bajo el sol’.
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