La Teja

GALLINA CACAREA LA NAVIDAD

- Ileana Vargas ilvargas@lateja.cr

El humorista Rigoberto Alfaro literalmen­te vive en otro mundo cuando llega Navidad y uno bien pequeño.

“Rigo”, quien es conocido por sus personajes de “Gallina” y “Paco el Paco” resultó ser un fiebre de las famosas villas navideñas.

Pero eso sí, no de cualquiera. Él tiene una hermosa colección de la marca Lemax, que es la más famosa en el mundo.

Alfaro, que será parte del programa “El Chinamo” de canal 7, confesó que este año el espíritu navideño le llegó desde el 11 de noviembre de pronto y sin avisar, por lo que aprovechó el impulso y sin pensarlo mucho se puso a armar el hermoso pueblo miniatura.

Él contó que armando toda la villa duró unas cinco horas.

“Me emocioné tanto que el día que me puse a armarla ni almorcé. Es que me da como un ataque de emoción y una vez que empiezo ya quiero verla terminada. Armarla es como hacer el proyecto de artes industrial­es que uno hacía en el cole (risas), termino todo cortado y quemado con silicón”, dijo feliz.

Alfaro comentó que la mayoría de las piezas grandes que tienen luces o movimiento­s funcionan con electricid­ad, mientras que las más pequeñas trabajan con baterías. Toda la villa usa en total 15 baterías.

Cuando le preguntamo­s por cuántas piezas está formado el hermoso pueblito navideño, soltó una risa medio nerviosa, y confesó que no sabía y trató de ponerse a contar por encimita de las que más se acordaba.

Al final, solo pudo decir que tiene unas 10 casitas y varias atraccione­s grandes, pero no pudo dar una cifra exacta del total entre figuras ni de todos los accesorios que tiene.

Sueño cumplido. Rigoberto confesó que siempre había soñado con tener una villa, sin embargo, logró hacer su sueño realidad hasta hace dos años.

El humorista detalló que todo se le cuadró para tener el hermoso pueblito lleno de fantasía. Explicó que no había hecho ni el intento de averiguar precios porque vivía en la casa de su mamá, por lo que no podía disponer de tanto espacio.

Pero hace dos años, Gallina logró independiz­arse y compró un apartament­o. Así que la primera Navidad en su nuevo hogar lo primero que hizo fue darse el gustico de la villa.

“Un día andaba en una tienda, que no voy a decir el nombre (risas) para no hacerle publicidad gratis (risas). La vi (la villa navideña) y le dije al vendedor que me la llevaba. Él se quedó como asustado porque por lo general la gente va comprando por separado las casitas, las personas y todas las figuras, para ir armando poco a poco la villa”, recordó.

Claro que el vendedor casi se va de espaldas cuando Gallina le salió respondón, pues el costo del pueblo es muy elevado. En cuanto a la chochosca que invirtió, Alfaro prefirió no revelar la platica que sacó.

“Siempre había sido mi ilusión tener una y ese día podía y tenía la plata, así que me di el gusto y la compré”, expresó.

La alegría al llevarla a su casa fue enorme, sin embargo, tuvo que bajarle a la intensidad porque tenía que buscar un lugar especial para colocarla. Es en este momento que Mario, el hermano de Rigo, se lució y le confeccion­ó una mesa especial con desniveles para que luciera en todo su esplendor cada una de las piezas.

Para la mayoría de los coleccioni­stas es una misión imposible escoger sus piezas favoritas y a Rigoberto le pasa.

“Cada una cuenta una historia, simulan lo que está viviendo el pueblo durante la Navidad y contagia ese espíritu navideño. Es otro mundo, pero creo que el tren es el alma de la villa”, aseguró.

Atracción. “Gallina” contó que la villa es el centro de atracción de su casa y cuando lo visita la familia o los compas, todos se vuelven locos al verla.

“Es muy llamativa, llama mucho la atención porque no es algo normal, no en todas las casas hay”, dijo.

Pero más allá de darse un gusto personal, Alfaro cuenta que su mayor felicidad es ver cómo la magia que se vive en el diminuto pueblo se transporta a la vida real.

“Los niños la disfrutan mucho, me gusta cuando la ven. Me gusta la magia de la villa de transmitir el espíritu navideño y ver la alegría de la gente al verla”, expresó.

Rigo confesó que le gustaría agrandar la villa, sin embargo, dice que por ahora no puede porque no tiene más espacio. “Si en algún momento, Dios me da la oportunida­d de comprar una casita y tener más campo, haría crecer la villa” y no

lo dudamos...

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El apartament­o está lleno del espíritu navideño.
 ?? ALBERT MARÍN. ?? Rigoberto Alfaro, humorista.
ALBERT MARÍN. Rigoberto Alfaro, humorista.
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CORTESÍA La villa recrea tiendas, casas y atraccione­s de un parque.
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