La Teja

OVNIS “RAPTARON” A MARADONA

- Diario AS y Diario 20 Minutos

Diego Armando Maradona volvió a dar de qué hablar al confesar que, en una ocasión, jaló tres días de su casa porque se fue de fiesta y su excusa fue que se lo llevaron los ovnis.

“Una vez, con unas copas de más, falté a casa tres días, llegué al cuarto día y dije ‘me llevaron los ovnis’”, contó en una entrevista en TyC Sports.

El entrenador del equipo argentino Gimnasia y Esgrima La Plata mostró su lado más personal al confesar que perdió su virginidad a los 13 años, en un sótano con una señora mayor.

“Yo estaba arriba y ella leyendo un diario”, dijo.

Contra las drogas. El exfutbolis­ta fue muy sincero con la cuestión de las drogas.

“Cuando yo tomaba farlopa (cocaína) no tenía nada, era un zombi. No la prueben”.

Además, hizo un llamado para que los jóvenes eviten el consumo de drogas.

“A los chicos les digo no a la droga, no. Ustedes no tienen participac­ión con la sociedad, no tienen participac­ión con la familia, eso lo aprendí de mi vieja, porque yo no soy maleducado, soy ma l aprendido”. El tema lo emocionó y no pudo contener las lágrimas. “Que nadie se cuelgue la medalla de haber sacado a Maradona de las drogas. De las drogas me sacó Dalma (su mamá)”.

Maradona también reveló el origen de su apodo, “el Pelusa”.

“Me lo pusieron porque cuando nací dicen que tenía pelos por todos lados. Era peludo, entonces me pusieron Pelusa”.

Escondido museo. El museo de Massimo Vignati es único en su especie. No figura en ningún mapa de Nápoles, no está tampoco en las guías de viaje y la entrada es gratuita.

Pero todo Maradona está ahí, en el sótano de un edificio normal y corriente de Secondigli­ano, un barrio duro del norte de la localidad. Y ya que estamos hablando del Pelusa, les presentamo­s este singular lugar.

¿Quiere ver el botín izquierdo de Diego Maradona, con el que marcó su doblete a Bélgica en las semifinale­s del Mundial de 1986? ¿El sofá de su apartament­o napolitano, en el cual también se sentó Julio Iglesias? ¿El contrato original de su traspaso del Barcelona al Nápoles? Entonces debería ir a ese sótano.

En ese increíble caos de fotos, banderines, brazaletes, camisetas (lavadas o no, dedicadas o no) contiene objetos de culto.

Allí encontramo­s el banco donde se cambiaba Maradona en el vestuario del estadio de San Paolo o la mítica chema de K-Way con la que bailó al ritmo de ‘Live is Life’ durante un calentamie­nto antes de enfrentars­e al Bayern Múnich.

Pero esta cueva del tesoro es testigo también del vínculo único entre el genio argentino y una familia que estuvo a su lado durante sus siete años napolitano­s, cuando era el mejor jugador del mundo.

“Tuve la suerte de que mi padre fuera 37 años el intendente del estadio San Paolo y de los vestuarios del Nápoles. Y mi madre fue la única cocinera de Maradona”, explica Vignati.

Su hermana también fue la niñera de Dalma y Gianinna, las dos primeras hijas del 10. Massimo, primero de niño y luego como adolescent­e, frecuentó a diario al ídolo de su cuidad.

“Estábamos con él de lunes a domingo. Él y su mujer nos ofrecieron estas cosas porque sabían que éramos muchos hijos, cinco niños y seis niñas”, cuenta mientras mira las fotos de la época, cuando el departamen­to del argentino en Posillipo, un barrio elegante de la ciudad, era su segunda casa.

Durante mucho tiempo, las maravillas expuestas hoy en el sótano de los Vignati se quedaron en el estadio de San Paolo.

“Mi padre tenía dos habitacion­es allí. Una para todos estos recuerdos y otra para beber un buen café napolitano. Luego de su muerte, lo traje todo aquí. Pero el club sabe que este lugar existe. Si hacen un museo, siempre estaré disponible. Espero que todo pueda volver al estadio, era el sueño de mi padre”, explica Massimo.

Mientras las cosas no van bien con el equipo de la ciudad, él tiene otro sueño: que regrese Maradona, un “napolitano nacido en Argentina”.

“Con todo lo que está pasando, haría falta un Maradona, que cargue con todo y detenga las polémicas. Es un niño de Nápoles, es del pueblo. Nos reconocemo­s en él”, opina.

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Con este taco derrochó magia en la cancha.
Diego siempre anda bien alegre y seguro en esa fiesta de tres días andaba así.
Massimo Vignati tiene una colección que muchos se desearían.
AFP AFP AP AFP Este mural en Nápoles representa al Maradona de 1990. Con este taco derrochó magia en la cancha. Diego siempre anda bien alegre y seguro en esa fiesta de tres días andaba así. Massimo Vignati tiene una colección que muchos se desearían.

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