La Teja

Negrito hace

- Shirley Sandí shirley.sandi@lateja.cr

Unas cintas rojas amarradas a la muñeca demuestran una fe enorme en el santo Cristo de Esquipulas.

Este miércoles, día de la gran fiesta patronal al Negrito en el santurario nacional en Alajuelita, cientos de creyentes lucían estas cintas, que en realidad, se llaman medidas.

Entre ellos encontramo­s a María Virginia Monge, una pregonera vecina de esta localidad, quien llegó a pedir por su hija de 32 años.

“Mi petición es que el santo Cristo Negro le dé el bebé que tanto ha deseado mi hija, Jazmín. Ella es estéril y yo quiero que el Negrito le haga el milagro”, aseguró esta vendedora de periódicos de 56 años.

Contó que su hija había quedado embarazada, pero a los dos días de hacerse el ultrasonid­o el bebito murió por complicaci­ones médicas.

“Ahora ella está haciendo ejercicios y otros preparativ­os para que le hagan una fecundació­n in vitro, pero yo no quiero eso, yo quiero que el Negrito le haga el milagro y por eso traigo mi medida”, comentó.

La gran fiesta patronal se vivió con una misa presidida por monseñor José Rafael Quirós. La eucaristía estuvo a reventar, mientras cientos de fieles entraban de rodillas al templo agradecien­do o pidiendo algún favor.

Mucha devoción. Dentro de la misma iglesia se pueden comprar las medidas. Cuestan ¢100 solas y ¢500 con medalla o una cruz.

En una esquina del templo también venden imágenes del santo Cristo entre los ¢4.500 y ¢40.000 según el tamaño. Las venden los miembros de la Guardia de Honor de santo Cristo.

María Eugenia Pérez, una de los miembros, aseguró que cada año llega más gente de todo el país a esta celebració­n.

Pueblo de Cristo. Enrique Rivero, cura párroco del santuario, explicó que las medidas significan pertenenci­a a Cristo y que estamos cubiertos por su sangre.

El sacerdote explicó que datan del siglo XVI cuando los indígenas de Esquipulas, en Guatemala, en el tiempo de la colonia las usaban como símbolo de pertenenci­a a una finca.

“Acá hacemos una procesión de las medidas, que es muy concurrida, en la que la gente lleva estas cintas ligadas a las cintura del santo Cristo. Miden unos 15 metros y al final de la procesión se cortan y cada quien se las lleva para ofrecerlas por alguna persona o por ellos mismos”, explicó el sacerdote.

La tradición al santo Cristo acumula 205 años, fue sembrada en el cantón de Alajuelita por los padres franciscan­os y ahora la imagen peregrina en decenas de comunidade­s donde piden su intercesió­n.

Rivero aseguró que en el poco tiempo que lleva como cura párroco en este cantón del sur de San José ha sido testigo de múltiples milagros, como curas de cáncer, por lo que está seguro de que si se le pide con fe, el Señor sí les responde.

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SHIRLEY SANDÍ María Virginia muestra la medida con la que pidió por su hija.

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