Cáncer mató al sicario
La vida y “obras” de John Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, en el mundo del narco, se convirtieron en un imán para las producciones televisivas basadas en este bajo mundo, especialmente por afirmar que había estado vinculado a la muerte de, al menos, 3.000 personas.
Aunque no se ha usado su nombre verdadero en al menos dos de estas grandes producciones, sí se han dado pistas suficientes para saber que se trataba de este sanguinario asesino.
Popeye murió este jueves a los 57 años debido a un cáncer de esófago. Falleció custodiado por agentes carcelarios en el Instituto Nacional Cancerológico en Bogotá. Hasta en el mismo infierno deben estar temblando con su llegada.
Su recuerdo quedaráen muchas series de televisión. En “Pablo Escobar: el patrón del mal”, del 2012, a su personaje se le conocía como Marino y era interpretado por el actor Carlos Mariño.
En “Narcos” presuntamente Popeye es Velasco y lo interpreta Alejandro Buitrago. El actor se rapó y aparece en escenas importantes de algunos asesinatos ordenados por Escobar.
La controversia ha sido fuerte en este último caso, pues en la producción muere, mientras que en la vida real vivió varios años más, pero no tantos como pudo desear.
Además, este sicario mano derecha del desaparecido Pablo Escobar creó un personaje que vendió libros, se hizo youtuber e inspiró a Netflix a realizar una serie sobre su vida, pero, sobre todo, sembró mucho dolor en Colombia, durante la época más oscura del narcotráfico en ese país.
El personaje que creó Netflix se basó en su autobiografía “Sobreviviendo a Pablo Escobar.
Ficción y realidad se mezclaron en la vida de uno de los últimos sicarios que sobrevivió a la muerte del gran capo colombiano de las drogas, abatido por la policía en diciembre de 1993.
“Fue bonito verme interpretado, porque aborda el personaje con mucho respeto”, dijo Velásquez.
A Juan Pablo Urrego le tocó darle vida a Popeye en la serie “Sobreviviendo a Escobar: el JJ”, la cual consta de 60 episodios.
El actor y Velásquez se reunieron previo a las grabaciones para darle más solidez al personaje.
“Tuve la oportunidad de hablar con este personaje que estoy interpretando para que me contara cosas, para que me hablara. Nos reunimos, conversamos y él me habló de su vida, de las cosas que le fueron sucediendo y cómo fue su paso por la cárcel”, explicó el actor, en el 2017.
“Olor a sangre”. Labioso, exagerado y criminal confeso, Popeye decía sentirse fascinado por el “olor a sangre”.
El mundo del crimen lo dio a conocer como Popeye, debido a una sobresaliente quijada que luego se operó, y él se transformó en una suerte de publicista del mal, el hombre que mataba y narraba a sangre fría los crímenes de su patrón.
En una entrevista en el 2015, Velásquez se jactó de haber asesinado con sus propias manos a “por lo menos 250 personas, quizás 300”.
Entonces, con un ramo de flores en las manos y de rodillas frente a la tumba de Escobar, se presentó como un criminal arrepentido.
Hizo cursos en la Marina y la Policía antes de convertirse en uno de los asesinos más cercanos a Escobar.
Al tabo. En 1992, con 30 años, dejó al capo para someterse a la justicia. Pasó 23 años en prisión. Entre sus confesiones está la de haber suministrado el arma con la que mataron al candidato a la presidencia colombiana Luis Carlos Galán, en 1989.
También dijo haber disparado contra el procurador Carlos Hoyos, asesinado en 1988, y participado en el secuestro del político Andrés Pastrana, quien fue elegido presidente (1998-2002).
En la cárcel, Popeye ofreció explosivos testimonios que lo mostraban como el jefe de sicarios de Pablo Escobar.
Se hizo youtuber, con más de un millón de suscriptores, militó activamente contra el acuerdo de paz con la ya disuelta guerrilla de las FARC y encaró con furia a líderes de izquierda, a los que llegó a amenazar públicamente.
En el 2017 estuvo en la fiesta de un mafioso pedido en extradición por Estados Unidos y al año siguiente regresó al tabo acusado de “extorsión y concierto para delinquir”. La muerte lo encontró alejado de los reflectores.