Cumiche creció con la Sele
Rónald González era un chamaco cuando hace justo 30 años le mostró su fútbol al planeta durante el primer Mundial mayor en el que participó la Sele.
Ahora, con 49 primaveras, González tiene la responsabilidad de llevar a la Tricolor a la Copa de Catar 2022 y hace un repaso de sus años mozos desde aquel verano italiano en el que debutó ante Escocia un 11 de junio de 1990 y de su momento actual.
–¿Qué sentimiento le embarga después de jugar el Mundial de Italia 90 ser ahora el seleccionador nacional de Costa Rica?
Me da satisfacción y orgullo, pero tengo una gran responsabilidad para lograr la meta de volver a un Mundial, aunque ahora como técnico.
–¿Cuál fue la principal lección que le dejó aquella experiencia en Italia y que aplica todavía?
La mejor lección es que cuando se trabaja en equipo se logran grandes cosas. Además, cuando hay un líder o un referente los jugadores se sienten más acuerpados. La gestión de grupo es determinante para lograr los objetivos.
–¿Recuerda algo de aquellos días en la selección a la hora de convocar a muchachos en la Tricolor?
Ahora los jóvenes están más capacitados y con más experiencia, ya que han jugado mundiales menores y algunos juegan en el exterior, solamente les indico qué deben hacer lo mejor y que tengan buen oído para la instrucción y la corrección, especialmente cuando los mayores los quieren ayudar.
–¿Qué recuerdo guarda de aquella experiencia mundialista?
Son muchos recuerdos y no tengo uno en particular, porque todas esas vivencias me ayudaron en mi formación futbolística y personal. Vivir un Mundial a los 19 años me abrió la mente, me hizo madurar más rápido que cualquier joven de esa edad.
–¿La gente le recuerda mucho su participación en ese Mundial?
La gente lo recuerda y en estos tiempos de redes sociales y pandemia es cuando más lo mencionan, ha habido años en que nadie dice nada y la gente lo olvida, porque muchos estaban muy jóvenes o no habían nacido. Los que lo vivimos o son de esa generación tienen un cariño especial, porque éramos empíricos en la materia y lo que
se hizo fue con gran pundonor.
–¿Qué soñaba aquel verano italiano y qué sueña hoy con la Sele?
Solo quería jugar fútbol, nada más, irme al extranjero y consolidar mi carrera de futbolista, ya con 19 años tenía dos mundiales (Juvenil de 1989 en Arabia Saudita). Actualmente sueño con clasificar a Catar 2022.
–¿Es más fácil ahora ser figura en una selección mayor para un joven?
Ahora es más sencillo, antes era muy difícil quitarle un puesto a jugadores de experiencia o ganarse su confianza, ya que le exigían más a uno.
–¿Hubo algún momento difícil durante el Mundial de Italia 90?
En la preparación del Mundial, en la pretemporada, así como las exigencias de Bora, los partidos de fogueo previo al Mundial. Todo eso fue muy duro.
–Bora lo dirigió en aquel momento, ¿ahora que usted es técnico, le pide consejos o tiene contacto con él?
Claro que nos hablamos, me ha visitado en Guatemala y en Costa Rica nos hemos visto cuando viene con Aspire. También estuvo en Egipto 2009 (Mundial Juvenil). Me llamó cuando me nombraron seleccionador. Hemos hablado de fútbol solamente y del futuro cercano.
–¿Hizo suyo algo de lo que le enseñó Bora como técnico?
De todos los técnicos que me dirigieron siempre he adquirido conocimientos, yo tengo mi estilo y mi personalidad, pero de Bora aprendí la comunicación con los jugadores, la gestión de grupo, el liderazgo y la confianza para entrar en la cabeza de los jugadores y convencerlos, hacerlos mejores personas, con valores y compañerismo. Eso es Bora, un hombre inteligente, un adelantado para la época en la que nos dirigió.