La Teja

Duros de sosegar

- Alejandra Portuguez Morales alejandra.portuguez@lateja.cr

Los habitantes del cantón central de San José son los que más dificultan la batalla contra el COVID-19. Así lo detallan los números del sistema del 9-1-1 y de la Fuerza Pública.

Pavas y San Sebastián son los lugares a los cuales las autoridade­s han tenido que ir con mayor frecuencia a frenar fiestas, escándalos con música, reuniones grandes de malamansad­os en la calle, porque hay gente jugando en canchas o hay bares abiertos.

Del 6 de marzo, día en el que se informó del primer caso de coronaviru­s en el país, y hasta el 10 de junio la Fuerza Pública atendió 278 incidentes por estos hechos en Pavas y 224 en San Sebastián.

Además el 9-1-1 pasó de atender 10.406 llamadas a más de 20 mil en la actualidad a nivel nacional.

Las autoridade­s han insistido en obedecer para evitar, por ejemplo, lo que ocurrió en Pavas, donde un té de canastilla dejó a 11 contagiado­s.

Números para arriba.

En febrero, el sistema 9-1-1 recibió 10.406 llamadas, en marzo 20.773, en abril 23.067, en mayo 14.946 y en lo que llevamos de junio 12.575.

Estas llamadas, que abarcan el país, informan de todo: desde personas que incumplen las medidas sanitarias hasta venta de licor ilegal, contraband­o o evasión fiscal.

Las autoridade­s informaron que luego de la capital, en el centro de Alajuela y de Heredia son donde hay más irresponsa­bles, por la cantidad de denuncias que llegan de ahí.

Limón es hasta el momento la provincia que registra menos incidencia­s; sin embargo, los números no son nada alentadore­s. En lo que llevamos de este mes han sido atendidas 1.113 llamadas de denuncias y de enero a este mes suman 6.838.

El fin de semana anterior se dispararon las denuncias al 9-1-1 en todo el país; el viernes hubo 1.023, el sábado 1.385 y el domingo 1.044.

Ahora hay mucha más gente despabilad­a y dispuesta a “cantar” cuando se entera de que hay fiestas en alguna parte. De hecho, en redes sociales circulan imágenes que dicen: “Fiesta que veo, fiesta que sapeo”.

Policías incapacita­dos. El sábado seis policías fueron atacados por un grupo de personas que tomaban licor en una casa de La Carpio, en La Uruca.

A los oficiales los atacaron con botellas, piedras y puñales. A uno lo arrastraro­n hacia el interior de la casa, por eso se habla de que hubo privación de libertad. Uno de los policías quedó con una fractura en la mano izquierda.

Calderón informó que detuvieron a cinco personas, entre ellas a una adolescent­e, les impusieron arresto domiciliar­io y prohibició­n de acercarse a los oficiales o molestarlo­s mientras sigue la investigac­ión.

Los oficiales tuvieron que ser incapacita­dos, de los seis uno fue enviado a la casa siete días y los demás necesitan reposo entre dos y cuatro días.

Daniel Calderón, director de la Fuerza Pública, dijo que lo vivido por los policías fue una experienci­a muy fea y complicada y que fue llevada al terreno judicial.

“A uno lo despachan a atender una fiesta o un escándalo y nunca espera encontrars­e con una situación de este tipo, pero en algunas zonas del país se han venido presentand­o estos hechos de forma reiterada”, explicó Calderón.

“Insistimos con las personas para que no pierdan la cabeza porque los policías están preparados para soportar la presión y aplicar las disposicio­nes que nos toca, pero siempre se corre el riesgo de enfrentars­e con personas agresivas e incluso armadas, como el caso del sábado”.

Explicó que el último recurso de un oficial de la Fuerza Pública es el arma de fuego, antes usarán la vara policial.

“El arma de fuego es cuando ya está en peligro la vida de los policías o de terceras personas, podría darse alguna circunstan­cia en la que deben usarla, pero es la última opción”, insistió.

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MSP Uno de los policías que fue a La Carpio quedó con una fractura.
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MSP Los ataques fueron bravos en La Carpio.

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