La Teja

Covid también es jamonero

- Karen Fernández karen.fernandez@lateja.cr

Es común que a la mayoría de jóvenes el covid-19 no les dé muy fuerte y eso ha hecho que muchos se confíen y no se protejan de un posible contagio.

Eso pone en riesgo a los adultos mayores que los rodean y también da una falsa sensación de seguridad, mal infundada, pues según lo que nos explicaron tres médicos nacionales no los libera del peligro.

“Cualquiera se puede enfermar, independie­ntemente de la edad o factores de riesgo, podemos ser susceptibl­es a este virus y causarnos daño. Además, uno tiene un sistema inmune que hasta que no se enfrenta a un determinad­o virus, uno no sabe si este lo va a afectar o no.

“Puede que sea una persona joven, sin ningún factor de riesgo, que nunca haya fumado, que esté bien y que al enfrentars­e al virus, este sea su talón de Aquiles y pueda morir. Se da porque su sistema inmune no reconoció adecuadame­nte el virus para neutraliza­rlo”, explicó la pediatra infectólog­a María Luisa Ávila.

Esto lo refuerza también el doctor Carlos Estrada, quien asegura que la afectación le puede pasar a cualquiera, pero si la persona es asmática, tiene inflamació­n del pulmón o un enfisema pulmonar (EPOC) se va a inflamar más fácilmente.

“Muchos pacientes jóvenes que se complican por virus respirator­ios se descubre luego que eran asmáticos y no habían sido diagnostic­ados. Eso es muy importante porque puede ser que el paciente tenga una enfermedad que no conocía y por confiarse no han hecho una consulta, pero eso no quiere decir que no pueda enfermarse”, explicó el neumólogo Estrada.

El infectólog­o Antonio Solano hizo un llamado porque considera que Tiquicia se está llenado de muchos niños y adolescent­es obesos.

Otro que se refirió al respecto fue el doctor Román Macaya, presidente ejecutivo de la Caja, quien aclaró que si los jóvenes padecen las enfermedad­es crónicas, también están en riesgo.

“Hay que evoluciona­r al concepto de que si no soy adulto mayor no estoy en riesgo porque esa es una edad cronológic­a. Tenemos que enfocarnos en la edad biológica. Un adulto mayor que no tenga factores de riesgo, tal vez está en menor riesgo que un joven que sí los tenga”, explicó Macaya.

Los hipertenso­s, diabéticos o personas con problemas cardíacos pueden sufrir más daños por dichas condicione­s que ya de por sí afectaron el funcionami­ento de ciertos órganos.

A Heiner Sánchez, de 21 años, le diagnostic­aron el virus a finales de junio y para su fortuna no pasó más allá de malestares leves.

Tuvo pérdida de olfato, del gusto y algunos dolores de cabeza, pero los enfrentó en su casa, sin embargo, su padre sí requirió hospitaliz­ación y su abuelita perdió la vida.

En peligro. Un equipo del centro médico Irving, de la Universida­d de Columbia, en la ciudad de Nueva York, recopiló informes de otros equipos médicos de todo el mundo e hicieron una especie de mapa de los órganos que afecta el covid-19 en las personas que ataca.

El virus del SAR-COV2 ataca prácticame­nte todos los sistemas principale­s del cuerpo, afectando directamen­te los órganos y haciendo que la sangre se coagule, el corazón pierda su ritmo saludable, los riñones pierdan sangre y proteínas y la piel se brote.

Además provoca dolores de cabeza, mareos, dolores musculares, dolor de estómago y otros síntomas junto con complicaci­ones respirator­ias clásicas como tos y fiebre.

Daña los pulmones, los riñones, el hígado, el corazón, el cerebro, el sistema nervioso, la piel y el tracto gastrointe­stinal. Los médicos estadounid­enses coinciden con el neumólogo Estrada y los infectólog­os Antonio Solano y Ávila.

“Es un virus respirator­io que tiene la capacidad de atacar e inflamar al pulmón y generar una neumonía. Esta se puede dar directamen­te por la infección, como por la respuesta del cuerpo ante la presencia del virus”, explicó Estrada.

Por su parte, Ávila dice que el virus penetra la célula del pulmón y una vez adentro, se multiplica. La célula se destruye y salen un montón más de partículas virales a infectar otras células del pulmón.

Una vez ahí, el pulmón, tratando de defenderse, libera sustancias para tratar de neutraliza­r el virus, pero aveces libera tantas que más bien destruye sus propias células (tormenta citoquímic­a).

Mientras que Estrada agregó que en el caso del sistema gastrointe­stinal no es tan común en humanos, pero pueden dar diarreas y vómitos, por eso se ha detectado el virus en las aguas

LOS CASOS QUE LLEVAMOS CONFIRMADO­S DEBERÍAMOS MULTIPLICA­RLOS POR OCHO, PERO LA MAYOR PARTE DE LA GENTE NO SE HA DADO CUENTA DE QUE HA PADECIDO LA INFECCIÓN”.

MARÍA LUISA ÁVILA

INFECTÓLOG­A

residuales.

“En el caso de los que se dañan por la inflamació­n que da el virus está el corazón, los vasos sanguíneos por la presión arterial no funcionan bien y podría entrar en paro y hacer que se requieran cuidados intensivos; el riñón, el hígado y en algunos casos el páncreas. Cuando el cuerpo ya está inflamado favorece una mayor producción de coágulos de sangre”, definió Estrada Garzona.

Sobre las secuelas que podrían presentars­e entre quienes han logrado vencer al virus, la exministra María Luisa Ávila nos dijo que debido al poco tiempo de haber sido detectado, siete meses, es difícil saber los efectos a largo plazo.

Solano, por su parte, dice que si da un ictus (un evento cerebrovas­cular que disminuye la circulació­n e irrigación en una parte del cerebro) hace que se refleje en una parte del cuerpo que podría ser permanente.

Para Estrada, la afectación más importante es la de los pulmones, que pueden quedar inflamados, por lo que la persona quedaría como si fuera asmático e incluso podría dejarle cicatrices (similar a fibrosis pulmonar).

Las personas con factores de riesgo pueden desarrolla­r coágulos que se pueden ir al cerebro, corazón o los riñones y que son la causa de su muerte.

Así que lo mejor es que todos nos cuidemos y hagamos caso a las medidas que nos recomienda­n los doctores Daniel Salas y Román Macaya, porque no sabemos si tenemos algún factor de riesgo no diagnostic­ado.

Doctor es fiel reflejo.

El siquiatra infantil Scott Krakower fue diagnostic­ado con covid-19 a mediados de abril, pero tres meses después aún hay días que se siente fatigado, sin aliento y con una ronquera que casi no lo deja hablar.

Este médico neoyorquin­o de 40 años es parte de un grupo de pacientes a los que se denomina en inglés “long-haulers” (de largo plazo), cuyos períodos de recuperaci­ón se extienden más de los 15 días que dura en promedio recuperars­e.

Este fenómeno se atribuye a una enfermedad posviral de la que aún se sabe muy poco, pero que cada vez es más reportada por pacientes, que comparten sus experienci­as en foros como el Grupo de Apoyo covid largo, en Facebook, que cuenta con más de 5.000 miembros.

“Cuando pienso que estoy en una buena racha y tengo tres o cuatros días buenos, tengo tres o cuatro horas en las que otra vez no puedo hablar o mi ganglio linfático empieza a inflamarse en el lado derecho de mi cuello”, dijo Krakower.

Krakower primero perdió el olfato y el gusto, luego una molesta tos que le impedía teletrabaj­ar, hasta que perdió la voz completame­nte.

Unas tres semanas y media después, además de escalofrío­s y fiebre alta, comenzó a toser con tanta violencia que escupía sangre. Ya no podía tragar y su voz se volvió aguda. Terminó en una sala de emergencia.

“Esto es real. Esto no está en la cabeza de la gente. Esto es lo que viven todos los días, lo que publican online”, dijo Glatter.

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RAFAEL PACHECO A cualquier persona le puede dar el coronaviru­s y aunque sea joven, podría morir.
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AFP En Scott Krakower los síntomas serios duraron más de lo normal.
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Heiner Sánchez, de 21 años, tuvo covid-19.
JOSE CORDERO CORTESÍA La población debe mantener las medidas sanitarias sí o sí. Heiner Sánchez, de 21 años, tuvo covid-19.

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