Ofrece órganos por comida
Ley prohíbe ese tipo de “negocio”
“Vendo mi riñón, mi páncreas, médula ósea, mi piel”. Jeudy Segura Calderón
La desesperación me deja esto. Vendo mi riñón, mi páncreas, médula ósea, mi piel. Mis hijos me piden galletas y comida, y no sé qué hacer”. Jeudy Segura padre de familia
4 hijos tiene don Jeudy Segura Calderón, papá desempleado
Si alguien necesita un donador, aquí estoy. Vendo parte de mi cuerpo, estoy sano, lo que ocupen. Tiene precio, ese precio es para la felicidad de mi familia”.
Jeudy Segura padre de familia
“Vendo mi riñón, mi páncreas, médula ósea, mi piel. Mis hijos me piden galletas y comida, y no sé qué hacer”. Así lo anuncia en Facebook Jeudy Segura Calderón, de 43 años y vecino de barrio Cuba, al sur de San José.
Asegura tener esposa y cuatro hijos que alimentar, pero lleva cinco meses sin conseguir trabajo y es uno del medio millón de ticos que están sin empleo debido a la crisis generada por la pandemia del covid-19.
La Teja conversó con Jeudy para conocer más de su caso.
“Yo tengo quince años de casado, uno de mis hijos es autista. Durante todo este tiempo le hemos hecho frente a la vida, no hemos necesitado ninguna ayuda, somos costarricenses.
“Pero me apunté para el bono Proteger, para la ayuda que da la municipalidad, para los diarios y nada. Nosotros cumplimos los requisitos, pero nada, no nos toman en cuenta. Yo quiero alzar mi voz, me estoy ahogando en este vaso de agua, estoy desesperado. Vendo mis órganos, hago lo que sea por mis hijos ”, aseguró este padre de familia.
No sale nada. Don
Jeudy siempre se la había jugado en trabajos ocasionales como chofer de plataformas como Didi y Uber, pero asegura que últimamente no ha podido conseguir quién le alquile un carro.
Agregó que la restricción sanitaria afectó mucho ese negocio y considera que quizá por esa razón ya no hay tanto vehículo disponible, ya que mucha gente los vendió o los devolvió porque no podía pagarlos.
También trabajaba ocasionalmente en eventos realizados en el Estadio Nacional, pero como ahora están suspendidos, esa ya no es una opción.
“Yo he administrado una quinta, un restaurante, pero también acomodo cajas, si es necesario. Ahora lo que buscan más las empresas son operarios de call center, que sepan inglés y computación. No es por hacerme sentir menos o como un cavernícola, pero yo tengo 43 años, yo sé que no es lo mismo, pero sé hacer muchas cosas, jardinería, por ejemplo, lo único que quiero es alimentar a mi familia”, insistió y asegura que los trabajos que se anuncian cogiendo café son puro humo.
“Lo que lo pone malo a uno es que las noticias dicen que vayan a las cogidas de café, pero son hasta noviembre, tengo cinco meses de estar esperando y faltan tres meses más. Yo me he apuntado en un montón de páginas para eso, en occidente, en el sur, en Alajuela y nada”, dijo.
Asegura que ha sobrevivido con las becas de sus tres hijos que estudian y con las bolsas de comidita que da el MEP, con lo que comen cinco días.
Ilegal. El abogado Boris Molina recordó que vender órganos en este país es ilegal y se califica como tráfico ilícito.
“Eso no es permitido aunque haya una situación paupérrima, aunque este caso sea un reflejo de la situación país tan terrible que estamos viviendo. Por publicar la intención no hay sanción”, explicó el abogado.