La Teja

UN GALANAZO DE PELÍCULA

- Eduardo Vega eduardo.vega@lateja.cr

En el 2010 Kirsche pasó sobrado la selección que se hizo para aparecer en la película “Ojos bien cerrados” del director costarrice­nse Hernán Jiménez. Así es la vida de los galanes, jamás pierden un papel.

Eso sí, tuvo que hacer algunos sacrificio­s en su sobria apariencia porque así se lo exigía el guion, ya que debía salir frente a las cámaras bien hecho leña y Kirsche cumplió el papel a la perfección, se dejó ensuciar y hasta que le pusieran unos “zapatos” que estaban pa’l tigre, todo con el fin de dar la talla. Hernán Jiménez quedó encantado con la actuación que se jaló Kirsche.

Y es que la cámara ama a este Volkswagen Escarabajo modelo 1964, que se llama Cerezo, pero prefiere que le digan Kirsche, que es cerezo en alemán. Además es como el buen vino, ya que cada año que pasa lo ponen más guapo y se ve más carajillo.

Cuando el director tico lo contrató, el actorazo tenía 46 años y tuvo que aparentar que tenía unos 60. Eso sí, después de su debut en la pantalla grande este divo siguió disfrutand­o de una vida de alfombra roja, caviar y champagne como pocos actores en la historia de Costa Rica.

Justo en ese 2010 don Óscar Villalobos Vindas lo compró porque siempre ha amado los vochos y este actor de cine lo dejó enamorado. Villalobos se ha encargado de cumplirle todos los caprichos a la estrella, porque como buen actor de élite, no es con cualquier cosita que lo tienen contento.

¿Salir todos los días a las presas? No señor, su majestad no. El cine lo elevó a otro nivel, por eso tiene 10 años de salir solo algunos fines de semana y don Óscar le respeta

sus caprichos y si está cayendo aunque sea un pelo de gato, el vanidoso alemán no permite que lo lleven a mojarse, Dios guarde un resfriado.

“A las exhibicion­es de vochos, a esas no falta, está en muy buen estado porque le he metido mucho y por eso en esos eventos lo normal son las fotos, los piropos y los niños buscando conocerlo por dentro y por fuera”, nos contó don Óscar.

Exige lo máximo. De la misma forma que los grandes de Hollywood pasan a puro caviar y champagne, Kirsche no acepta gasolina regular, por favor, a él solo con gasolinita súper, y los mejores aceites. Además, no pone una llanta en la calle si no le pasan cera, hasta quedar como un espejo, por debajo, así como lo lee, exige que lo limpien hasta por el piso, no vaya a ser que alguien quiera verlo completo y aparezca alguna manchilla.

“Cuando lo compré venía muy entero, pero sí me ha tocado meterle para dejarlo como lo que es, un actor de cine. Todas las piezas son originales, el motor estaba bien, pero él pidió una mejoría y se le hizo. Lo tengo finito y con piezas puras de Alemania.

“Los aros son originales, ni se le ocurra a uno pensar en cambiarlos, él no permite nada que lo haga ver diferente, sabe lo hermoso que es, él sabe que es un vocho de exhibición, no es para andar rodando siempre y llenándose de polvo y contaminac­ión, que va, lo saco muy poco, solo para eventos especiales y que estén a su altura”, aseguró don Óscar.

“No son muchas las películas que se han hecho en el país, mucho menos las hechas con producción totalmente nacional, por eso este vocho tiene un gran valor histórico, eso lo entiendo y por eso le acepto todos sus caprichos”, concluyó su manager.

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CORTESÍA Don Óscar chinea su Cerezo que es un contento.

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