“Hay más comida aquí que en nuestras casas”
Ona Hidalgo Picado y su hija Aysel, de solo tres años, pasaron una fría e incómoda noche ayer en las afueras de Casa Presidencial, en Zapote, como parte de una protesta.
Ella y los dueños de busetas que se dedican al transporte de estudiantes le piden al Gobierno que los deje trabajar, ya que ahorita no tienen ingresos debido a la suspensión de las clases presenciales.
“Fue una noche difícil porque hizo frío y llovió. Yo venía preparada para acampar, quité los asientos traseros de la buseta para hacer una cama, ahí acosté a mi chiquita y en la madrugada me fui a dormir con ella un rato. Ella está tranquila porque está conmigo; tengo otra chiquita de ocho años, me la están cuidando.
“Gracias a Dios los mismos compañeros buseteros nos han traído comida, como dice una compañera, hay más comida aquí que en nuestras casas, entonces hambre no hemos pasado. Hemos estado comiendo sándwiches, entre otras cosas. Queremos hacer presión para que el Gobierno nos escuche y nos ayude a trabajar, muchas mujeres aquí son jefas de hogar y sus familias dependen de la plata que ellas se ganen con las busetas”, aseguró Ona.
La decisión de lanzarse a las calles este lunes y permanecer en vigilia toda la noche tiene como objetivo exigirle al Consejo de Transporte Público (CTP) que les respete el derecho adquirido desde hace muchos años de poder hacer transportes especiales, al menos los fines de semana.
Actualmente, el CTP lo único que les permite es sacar las busetas a las calles para uso personal de 9 a.m. a 4 p.m.; sin embargo, no las pueden usar para el transporte de personas.
Los protestantes piden, además, la renovación inmediata de los permisos a tres años y que no les cobren el canon o permiso (que está en 180 mil colones) ni el marchamo porque los vehículos han estado parados.
Ayuda al Inamu. Sileni Leitón, otra de las buseteras que pasó la noche en la protesta, dice que le piden al Inamu que interceda por ellas.
“Necesitamos que doña Patricia Mora intervenga y le pida al CTP que nos permita trabajar porque muchas familias dependen de que las mujeres llevemos el arroz y los frijoles. Mañana (jueves) tenemos una reunión con ella y esperamos que nos apoye y haga presión para resolver esto”, dijo la transportista.
Sileni es de Alajuela y antes de la pandemia trabajaba para la escuela y el kínder de El Roble. Ella tiene pensado quedarse en Zapote hasta que las autoridades le resuelvan algo.
“No me pienso mover de aquí, la vez pasada que vinimos a pedir ayuda se burlaron de nosotros. Nos dejan sacar las busetas solo para hacer mandados. Estar aquí es incómodo, anoche (martes) estuvimos unas 26 personas e hizo un frío terrible y por más cobijas que uno se echara no había manera, pero si no hacemos esto, no nos van a poner atención.
“Pedimos que nos dejen trabajar porque los mismos papás de los estudiantes nos llaman para que les hagamos viajes a la playa o a parques, pero no nos dejan sacar las busetas, nos sentimos con las manos atadas y necesitamos resolver esto”, agregó.
Solo podemos usar las busetas para ir a hacer vuelticas, pero las ocupamos para trabajar”. Sileni Leitón Busetera