“ES EL JUGUETE DE LA CASA”
El amor por los carros se trae desde pequeño, que lo digan Luis Daniel y Felipe, los hijos de Daniel Sánchez, quienes disfrutan a más no poder de una hermosa microbús.
Estos vecinos de Oreamuno de Cartago no solo pasean en su buseta Volkswagen modelo 70, sino que muchas veces duermen en ella.
Daniel, quien le tiene precio al chuzo (12 mil dólares, unos 7,2 millones de colones), sabe que si la vende se mete en un tremendo broncón con sus hijos. Ellos la disfrutan tanto que hasta le pusieron nombre: Mafalda Cholópez.
La micro de los Sánchez está en perfecto estado. Tiene la instalación eléctrica nueva y, además, le agregaron un toldo no tan convencional, comprado a unos viajeros argentinos que iban para Alaska, y hasta una cama para dormir sabroso.
También tiene una llamativa réplica de aire acondicionado de los años cincuenta, de color dorado, puesta en el lado del asiento del pasajero y que es más que todo un lindo adorno. Pero si le echan hielo funciona, refrescando a los pasajeros que van atrás.
“Mis hijos están como locos, juegan en el carro, ya hemos hecho camping y dormido dentro”, dijo el orgulloso papá. “Es el juguete de la casa”.
La micro la tienen desde hace unos cinco años, cuando la familia se hizo de cuatro miembros con la llegada de Felipe, de ahí la necesidad de un carrito más cómodo.
Mafalda Cholópez ya los ha llevado a Puntarenas y ahorita están contemplando la posibilidad
de ir a la zona sur, por la Costanera, a donde unos familiares de Daniel.
“El viernes pasado hicimos un camping, me fui con mis dos hijos por el lado de Ochomogo. En La Angelina hay una entrada de la UCR, de la estación experimental de vacas lecheras, y los que iban entrando a la U decían: ‘Que bonito carro’. Un señor que iba en una grúa paró y dijo que era un enamorado de ese tipo de autos”, contó.
Fiebrazo. La relación de Daniel con los Volkswagen inició en 1994 cuando su padre le regaló un vocho, con el que aprendió de mecánica.
“Era del 66. Me quedaba varado a cada rato, pero fui de los primeros que llegó a parquearse en el bulevar de Los Yoses y fui de los primeros miembros del Vochoclub, que se fundó en el 96 , dijo.
El carro lo vendió y se hizo de la Vespa, hasta el nacimiento de Luis Daniel, cuando se le volvió a meter la espinita de comprar un carro que sirviera de transporte a la familia.
Compró un vocho verde, muy recordado por el hijo mayor, pero lo vendió cuando llegó Felipe y la Mafalda Cholópez se sumó a la familia.