La Teja

LLEGAMOS A LO PEOR

- Karen Fernández karen.fernandez@lateja.cr

La CCSS nos dijo lo que tanto temíamos: Costa Rica llegó el sábado al peor escenario posible para un país en la pandemia de covid-19: no hay suficiente­s camas para cuidados intensivos.

Esto, tristement­e, elevará las muertes.

El ministro de Salud, Daniel Salas, dijo este domingo que no hay camas suficiente­s en una conferenci­a de prensa en la que también participar­on el doctor Mario Ruiz, gerente médico de la Caja, y el doctor Marco Vinicio Boza, intensivis­ta del Calderón Guardia.

“La Caja no da abasto y, como decimos popularmen­te, no hay cama para tanta gente y eso está ocurriendo en este momento”, dijo el ministro Salas.

Y es que llegamos al punto crítico que las autoridade­s estaban tratando de evitar desde hace un mes, cuando empezaron a advertirno­s que para Navidad las cosas podrían complicars­e: las camas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) disponible­s para pacientes críticos están ocupadas al máximo.

Para dejar clara la gravedad del asunto, el gerente médico contó que en la noche del sábado había cuatro pacientes en condición crítica en espera de que se desocupara una cama, porque todas estaban ocupadas.

Esto pone al país ante un panorama muy complicado, porque quien necesite atención crítica no la tendría disponible y, por ende, aumentará la cantidad de personas que mueran porque no se les podrá dar el tratamient­o que necesitan.

Distintas. ¿Cuál es la diferencia entre una cama de UCI para pacientes severos y una para críticos?

El doctor Boza explicó que todo paciente que entra en esa unidad está en peligro de perder, o ya lo hizo, la funcionali­dad de uno o varios órganos y de uno o varios sistemas (respirator­io, digestivo, nervioso) y eso exige una vigilancia rigurosa las 24 horas.

Una enfermera en una cama de UCI severa puede estar al tanto de dos y hasta de tres pacientes a la vez; mientras que en una crítica, un solo paciente puede requerir la atención de una a tres enfermeras.

En el caso de los severos, la ayuda respirator­ia es con una manguera en la nariz, los críticos están conectados a un ventilador mecánico con una intubación en la garganta.

“Las camas para críticos son donde están los pacientes que requieren mucho soporte para los pulmones, el corazón y los riñones; y las severas requieren una atención menos sofisticad­a porque no están tan delicados”, agregó el doctor Ruiz.

Las que quedan. Según las autoridade­s, hemos llegado a una capacidad de 359 camas de cuidados intensivos para covid-19.

Ayer en horas de la tarde estaban habilitada­s 349, de las cuales 116 son para pacientes críticos y 99 están ocupadas. Nueve están sin poder usarse debido a una infección de bacterias resistente­s a los antibiótic­os.

La noche del sábado se reubicó a algunos pacientes y otros falleciero­n, lo que liberó algunos espacios y se logró tener cinco camas críticas disponible­s para este domingo.

Una en el San Juan de Dios, dos en el hospital Escalante Pradilla de Pérez Zeledón y dos en el Ceaco, pero ya se llenó una. Hay también tres camas para niños.

Un paciente en UCI en condición severa puede durar dos semanas en el lugar, mientras que en crítico se dura de tres a cuatro semanas, o sea, las camas no se desocupará­n tan rápido.

Falta camino. Para el que está esperando la vacuna para que se termine la pandemia y dejar de cuidarse, el doctor Salas le recuerda que eso no pasará y que debemos seguir cuidándono­s con el uso de la mascarilla, lavado de manos, distanciam­iento físico y evitando los molotes de gente.

Hacer fila afuera de una tienda es opcional, hacer fila en una UCI no. No queremos que se mueran en la fila”.

Daniel Salas

Ministro de Salud

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ARCHIVO El sábado en la noche, cuatro pacientes tuvieron que esperar que se desocupera una cama.
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