La Teja

DAR EL VUELTO PUEDE SALIR CARO

- Silvia Coto y Keyna Calderón silvia.coto@lateja.cr

Una sentencia contra un pulpero, de ocho años de cárcel por tocar las manos de una niña en forma abusiva, pone a este gremio a hacer conciencia de que este tipo de “excesos de amabi

lidad” que ha sido muy común con las clientas jóvenes o mayores de edad pueden salirles muy caro.

El 10 de diciembre el Tribunal Penal de Limón le impuso a un pulpero, de apellidos Alvarado y de 52 años, esa pena por dos delitos de abuso sexual contra la pequeñita, cuatro años por cada uno.

La menor llegaba a comprar a la pulpe donde atendía Alvarado en barrio Cristóbal Colón. En el 2016 la chiquita llegó al establecim­iento y el hoy sentenciad­o, aprovechan­do que estaba a solas con ella, le acarició una mano de forma abusiva.

En junio del 2017, la pequeña volvió a la pulpe y el hombre nuevamente le acarició las manos con intención sexual, la gravedad de este hecho para los jueces es igual a que hubiese tocado cualquiera de sus partecitas íntimas.

Alvarado tiene medidas cautelares, pero en el momento en que su sentencia quede en firme tendrá que ir a prisión.

En este caso se probaron los hechos y los jueces reprocharo­n la acción.

Cartas en la mesa. Esta situación en un aviso a los pulperos y otros comerciant­es, porque este comportami­ento de agarrarles la mano a las clientas, como una especie de coqueteo, cuando les dan el vuelto es histórico.

Algunos pulperos consultado­s aseguran que la sentencia en el caso de la niña los hizo meditar.

Don Víctor Carvajal atiende la pulpería La Ilusión, en Desamparad­os. Asegura que sus clientes lo ven como un amigo y que al darse cuenta de la sentencia se sintió muy triste por lo que sufrió la chiquita.

“Mi papá era de los que piropeaba a las señoras y más de una vez se llevó malas caras, pero no era en un tono irrespetuo­so, porque mamá siempre estaba cerca”, dijo.

El comerciant­e asegura que él siempre ha preferido no entablar mucha amistad y como no da fiado, los clientes compran y jalan.

“Aquí en la pulpería tenemos cámaras porque uno nunca sabe, ni Dios quiera una situación así, y no solo uno, sino un empleado que se jale una torta”, dijo.

Doña Shirley Campos, vecina de Desampa, asegura que desde hace mucho tiempo quien va a la pulpe es su esposo.

“En mi barrio hay un señor que atiende sumamente respetuoso y en otra pulpería hay un señor que le agarra la mano a uno cuando da las monedas y le cierra la mano y como que le palmea el brazo y en una pura sonrisa, a mí eso me parece irrespetuo­so ”, dijo Campos.

En barrio Fátima, en Cartago, está la pulpería La Israel, de la familia Calvo Elizondo.

“En nuestra pulpería tratamos a todos los niños con mucho amor, cariño y respeto y nos preocupa la sentencia porque uno siempre les da el vuelto a los chiquitos en la mano para que no lo boten o en una bolsita que traen”, dijo el pulpero Horacio Calvo.

“Cuando viene un menor a la pulpe uno es muy cuidadoso, más que es de barrio y por lo general son los niños los que más llegan a comprar”.

Aunque también asegura que con la llegada del covid-19 el contacto es menor.

“Nos preocupa eso que ocurrió (la sentencia) porque ahora van a decir que todos los pulperos somos deshonesto­s, pero en nuestro caso la ventaja es que todos nos conocen desde hace más de 35 años”, recalcó.

Don Mario Martínez Arrieta tiene más de 40 años de ser pulpero y 15 de laborar en su negocio Los Marios, en el mercado Municipal de Cartago, donde

bretea con dos empleados y sus hijos Jeison y Mario.

“Como pulpero a mí no me preocupa esa sentencia porque en mi caso siempre he sido muy respetuoso con mis clientes, y el que hace una cosa de esas es porque no está bien”.

“A los menores uno debe tratarlos con cariño, pero al igual que con los mayores, es mejor de larguito para no tener consecuenc­ias después. En mi caso, a la hora de dar un vuelto es mejor ponerlo en el mostrador y que lo recojan ahí”, dijo Martínez, quien asegura que la cosa no está para perder clientes.

Reformas. El abogado Rogelio Ramírez nos explicó que el Código Penal ha experiment­ado varias reformas en la Ley de Fortalecim­iento de la lucha contra la explotació­n sexual de las personas menores de edad.

“La descripció­n de ‘actos con fines sexuales’ es sumamente amplia, no es que la ley castigue el simple contacto con un niño, sino que se pretende proteger a los menores o incapaces de acercamien­tos o contactos morbosos o libidinoso­s”, explicó Ramírez.

El abogado asegura que la ley ve la intención más que la parte del cuerpo donde se recibe el contacto.

“No es, entonces, tocar una mano, sino la intención manifiesta o el fin perseguido al hacer contacto.

“No es concebible que un niño de menos de 10 años, por ejemplo, vaya por ahí haciendo mandados sin la compañía de un adulto de su familia. Si algunas veces la confianza no habita en la propia familia, imagínese si habrá que hacerlo fuera de ella”, reflexionó.

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 ?? KEYNA CALDERÓN ?? Don Horacio Calvo es muy cauteloso con su clientela, pero la sentencia es una llamada de atención para el gremio.
KEYNA CALDERÓN Don Horacio Calvo es muy cauteloso con su clientela, pero la sentencia es una llamada de atención para el gremio.
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KEYNA CALDERÓN Don Mario Martínez enfatiza que hay que ser amable, pero respetuoso con los clientes.
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