La Teja

Gran corazón cahuiteño

- Karen Fernández karen.fernandez@lateja.cr

Cambiar de año no basta para dejar atrás los problemas que trajo el 2020, pero lo bueno de un tiempo debe llevarse a otro, en este caso al 2021.

En Cahuita, en nuestro hermoso Caribe sur, encontraro­n una forma de llevar la solidarida­d a la práctica para tratar de mitigar los golpes de la pandemia, que en un sitio tan dependient­e del turismo han sido muy fuertes.

Llamaron la iniciativa Cahuita Community Kitchen. Es una cocina comunitari­a que nació cuando empezábamo­s a padecer el coronaviru­s y que aún se mantiene en funcionami­ento y se renueva.

El papá de la iniciativa fue Windel Skinner, un cahuiteño de cepa a quien el año pasado buscaron los miembros de la Asociación de Desarrollo local para pedirle su colaboraci­ón económica para las familias más necesitada­s.

Además de aportar en aquel momento, Windel puso manos a la obra para llenar la pancita de algunas personas directamen­te.

Habló con su hermana Melody, le comentó su inquietud y ella se apuntó. La idea inicial era darles alimentaci­ón a unas 25 personas, algunas de ellas habitantes de la calle, tres veces por semana: lunes, miércoles y viernes.

Pero desde el primer día, el 24 de abril, les llegaron 40. Las carencias estaban por todo lado.

“La siguiente vez nos subieron a 60, 80 y cuando vimos ya eran 150 y estábamos trabajando con recursos propios, por lo que recurrimos a más miembros de la familia, otros hermanos (son diez), hijos y sobrinos para entre todos hacer frente al reto”, explicó Windel.

Sin embargo, la pandemia agarraba fuerza y los recursos escaseban y no hubo más remedio que reducir los días de entrega primero a dos y finalmente a uno. No todos podían seguir colaborand­o.

“Llegamos a repartir 400 platillos en una semana y algunos hasta nos pedían comida para llevarles a familiares o a vecinos adultos mayores que no podían trasladars­e a la cocina comunitari­a, pero debimos suspender eso porque los gastos en la compra de recipiente­s desechable­s eran un rubro más que atender y elevaba muchos los costos”, explicó el también propietari­o de las cabinas El Grande.

Plata y alimentos. Al cabo de ocho meses de trabajo desinteres­ado llegó el momento en el que se necesitó la ayuda de más personas y ahí entró el cantante nacional Manuel Monestel, quien ha compartido en sus redes sociales el número de don Windel para que quienes lo deseen hagan depósitos por medio de Sinpe móvil que permitan mantener la ayuda.

Máxime que en este momento son los únicos que continúan tendiendo la mano a familias cahuiteñas. Y hay buenas noticias porque a partir de este martes regresarán a repartir dos veces por semana: martes y viernes.

Toda ayuda es bien recibida y no debe de ser solo en dinero. Hacen falta alimentos más allá de arroz y frijoles y se puede contribuir con atunes, espaguetis, sal, aceite, cocos, carne, plátanos, banano; incluso papel higiénico porque hace falta en la cocina. Todo contribuye.

Entre seis y siete personas colaboran como voluntaria­s los días de entrega cocinando, repartiend­o y limpiando, un ejemplo más del buen corazón que tienen los cahuiteños.

Programa crece. Como dice el dicho “lo mejor es enseñar a pescar y no solo entregar el pescado”, por eso la organizaci­ón ha transforma­do la idea inicial y llamó al proyecto comunitari­o Cahuita Roots, que busca ir más allá.

“Se busca trabajar desde lo agroecológ­ico, educativo, cultural, gastronómi­co, ambiental, la generación de compost (abono), la cría de aves de granja, la reforestac­ión con especies forestales autóctonas y frutales, el aprovecham­iento de aguas pluviales (llovidas), entre otras actividade­s”, explicó Néstor Baltodano, socio de Skinner en esta aventura desde hace poco más de tres meses.

Ya piensan en desarrolla­r una huerta comunitari­a que ayude a sostener la cocina con alimentos frescos y saludables.

Don Windel afirma que ya cuentan con 75 pollos que están criando para engorde y para disponer de ellos en el futuro.

También están sembrando lechuga, tomate, chile dulce y otras legumbres de crecimient­o rápido que permitan ahorrarse su compra porque se gasta mucho dinero en eso cada semana.

Windel también acondicion­ó un espacio para dar clases de idiomas y artes marciales con el objetivo de ofrecer herramient­as que les permitan a las personas no depender solo del turismo en caso de una nueva situación como la que afrontamos este 2020.

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Un grupo de voluntaria­s aporta su trabajo.
CAHUITA ROOTS CAHUITA ROOTS Este martes regresan los platillos a la cocina comunitari­a. Un grupo de voluntaria­s aporta su trabajo.

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