Tensa misión en China
OMS INVESTIGARÁ ORIGEN DEL COVID-19 UN AÑO DESPUÉS DE SU INICIO
Más de un año después de la aparición del mortal coronavirus, un equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) debería llegar a China este mes para investigar el origen de la pandemia.
La visita es algo así como una misión secreta. Ni siquiera se han especificado las fechas y la OMS se limita a decir que tendrá lugar “la primera semana de enero”.
La visita de los diez expertos de la Organización Mundial de la Salud es muy delicada para el régimen chino, que quiere descartar cualquier responsabilidad en la epidemia que ya dejó más de 1,8 millones de muertos en el mundo.
Aunque el país asiático ha logrado erradicar la enfermedad en su territorio, no ha podido evitar las acusaciones recurrentes, por ejemplo, del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de extender el “virus chino” por todo el mundo, o incluso de haberlo dejarlo escapar de un laboratorio de virología en Wuhan, la ciudad del centro del país donde apareció a finales de 2019.
En lo que se ve como un signo de nerviosismo, las autoridades comunistas chinas condenaron la semana pasada a cuatro años de prisión a una periodista ciudadana, Zhang Zhan, que había informado de la cuarentena en Wuhan.
Las autoridades también expresaron sus dudas sobre el origen chino del virus, a pesar de que inicialmente habían apuntado a un mercado de Wuhan donde se vendían animales vivos.
“Más y más investigaciones sugieren que la epidemia podría haber aparecido en muchas partes del mundo”, se defendió el ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi.
Expertos en cuarentena. Debido a la epidemia, los expertos internacionales que viajen a China tendrán que someterse a una cuarentena de dos semanas.
Luego tendrán un lapso de tres a cuatro semanas para investigar.
Así deberían poder viajar a Wuhan alrededor del 20 de enero, justo un año después de que se pusiera en cuarentena esta ciudad de 11 millones de habitantes.
El 20 de enero es también la fecha en la que está previsto que Donald Trump abandone la Casa Blanca, y algunos observadores especulan con que Pekín podría haber querido esperar a que se fuera antes del inicio real de la investigación para no dar la impresión de ceder a las exigencias del polémico presidente republicano.
Este último pidió repetidamente una investigación internacional sobre el origen del virus, una petición que retomó Australia.
La demora de China en aceptar una investigación independiente significa que los primeros rastros de la infección serán difíciles de encontrar tanto tiempo después de haber empezado.
“No soy optimista. Vendrán después de la batalla”, advierte el especialista en enfermedades infecciosas Gregory Gray, de la universidad Duke en Estados Unidos.
“Será increíblemente difícil encontrar el origen del virus”, afirma Ilona Kickbusch, del Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo
de Ginebra.
Una pista. Los científicos creen que el nuevo coronavirus proviene de un murciélago, pero se desconoce el animal intermediario que permitió que llegara hasta los humanos.
La prensa china plantea cada vez más la idea de que el virus fue importado a través de alimentos congelados, pero esa es una teoría rechazada por la Organización Mundial de la Salud.
Para la organización internacional, acusada por la administración Trump de simpatizar con China, no hay duda de que sus expertos podrán investigar libremente, aunque Pekín no haya confirmado todavía que puedan visitar Wuhan.
“El equipo irá a Wuhan, ese es el objetivo de la misión”, dijo a mediados de diciembre el jefe de emergencias sanitarias de la institución con sede en Ginebra, Michael Ryan.
“Trabajaremos con nuestros colegas chinos, no serán (...) supervisados por funcionarios chinos”, dijo.
A trabajar. La misión está compuesta por diez científicos de Dinamarca, Reino Unido, Holanda, Australia, Rusia, Vietnam, Alemania, Estados Unidos, Catar y Japón, reconocidos en sus diferentes campos de especialización.
“El objetivo no es designar un país o una autoridad culpable”, dijo uno de los miembros del equipo, Fabian Leendertz, del Instituto Robert Koch de Alemania.
“Es entender lo que pasó para evitar que vuelva a suceder”, añadió.
Si las autoridades chinas obstruyeran la investigación, “tendría un impacto negativo en la reputación política y científica de China”, advirtió Gray.