“Trumpadas” a la democracia
TURBA ASALTA EL CAPITOLIO DE EE.UU.
La capital de Estados Unidos se transformó este miércoles en un campo de batalla, con una mujer fallecida, con Donald Trump moviendo los hilos, como un titiritero, de grupos violentos que entraron al Congreso, incluso armados, con la idea de impedir la certificación de Joe Biden, un trámite usualmente normal, como nuevo mandatario.
Partidarios de Trump entraron a la brava provocando el caos y acusaciones de un intento de “golpe” después de un llamado de último minuto de Trump para tratar de darles vuelta a los resultados de las elecciones de noviembre. Aun hoy se niega a aceptar que perdió.
La turba que entró al Capitolio forzó la interrupción de los debates poco después de que el vicepresidente Mike Pence anunciara que no tenía autoridad constitucional para oponerse a la certificación del triunfo de Biden, algo que Trump le había pedido hacer un día antes.
El ingreso en molote de los violentos partidarios de Trump ocurrió luego de una reunión extraordinaria del mandatario republicano en las afueras de la Casa Blanca, en la que llamó a sus seguidores a impedir la ratificación del triunfo de Biden. “Nunca nos rendiremos. Nunca concederemos la victoria”, aseguró.
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, denunció la “insurrección” en el Capitolio.
“Nuestra democracia está experimentando una agresión sin precedentes”, dijo el líder demócrata.
Con el control. Los incidentes en el Capitolio se dieron cuando el Partido Demócrata va camino a ganar dos puestos en el Senado después de una segunda vuelta en las elecciones del martes en Georgia, con lo cual Biden, que debe asumir la presidencia el 20 de enero, tendría control total del Congreso. Trump llevó a su partido a perder la presidencia y el control de los cuerpos que hacen las leyes. La derrota es enorme y se resiste a reconocerla mientras insiste en mentir sobre los resultados de las elecciones. Y por esas mentiras tanto Google como Twiter eliminaron sus comentarios.
Legisladores dijeron que, en medio del caos, recibieron instrucciones de ponerse máscaras antigás y acostarse en el suelo, mientras la policía del Capitolio debió desenfundar sus armas para proteger a los congresistas.
Medios de comunicación reportaron una persona herida de bala en el interior del Capitolio.
Nuestra democracia está experimentando una agresión sin precedentes”.
Joe Biden Presidente electo
Se trató de una mujer que recibió un disparo en el hombro, según un agente citado por el Washington Post. Fue evacuada en camilla y falleció minutos después.
La alcaldesa de Washington ordenó un toque de queda a partir de las 6 p.m. en la capital federal, que regirá hasta las 6 de la mañana de este jueves.
Ante la violencia desatada, Trump, que antes había llamado a la protesta, pidió a sus seguidores “mantenerse pacíficos”, pero ya era muy tarde. Ya muchos quebraban vidrios de las puertas o se paseaban a la libre por los pasillos del Capitolio.
Siguen las mentiras. Más de media hora después, cuando continuaban los disturbios, Trump insistió en calmar los ánimos. “Pido a todos en el Capitolio de Estados Unidos que
permanezcan en paz”, dijo.
Y finalmente añadió en un video de un minuto en Twitter: “Entiendo su dolor (...) tuvimos una elección que nos fue robada. Pero tienen que volver a casa ahora”.
A pesar de insistir en el fraude, Trump nunca ha dado pruebas de que haya ocurrido.
Legisladores demócratas denunciaron un intento de “golpe” de Estado.
“Tristemente, y peligrosamente, una parte del Partido Republicano cree que su supervivencia política depende del respaldo de un intento de golpe”, dijo el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer.
“Un golpe en marcha”, tuiteó la congresista Val Demings.
“Esto es anarquía. Es un intento de golpe”, señaló su colega Seth Moulton.
“El presidente (Trump) está incitando al terrorismo interno”, apuntó el legislador Mark Pocan.
“Los miembros del Congreso que han apoyado esta anarquía no merecen representar a sus compatriotas”, dijo la congresista Elaine Luria.
Un peligro. No hay dudas de que Biden se convertirá en presidente, dado que los demócratas ya controlan la Cámara de Representantes, pero más de 140 congresistas y una docena de senadores republicanos se han puesto del lado de Trump para desafiar los resultados, aunque no se ha probado ninguna evidencia de fraude.
Antes de que los disturbios obligaran al receso en el Capitolio, el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, durante cuatro años un fiel partidario de Trump, alertó de los peligros de negarse a certificar la victoria de Biden, señalando un riesgo “mortal” para la democracia.
“Si esta elección fuera anulada en base a simples acusaciones de los perdedores, nuestra democracia entraría en una espiral mortal”, dijo McConnell durante una sesión que comenzó con las objeciones de dos legisladores republicanos a los resultados en el estado de Arizona.
En los últimos días, miles de partidarios de Trump se habían estado congregando a petición suya en Washington, donde la presencia policial era mayor y muchos negocios estaban cerrados por miedo a enfrentamientos.
Trump saldrá de la presidencia del 20 de enero al mediodía.